El pulso cardíaco -o ritmo al cual late el corazón- es uno de los parámetros fundamentales cuando de cuidar la salud cardiovascular se trata. Controlando esa simple medida, es posible detectar a tiempo, y por qué no prevenir, múltiples complicaciones. Asimismo, controlar las pulsaciones permite mantener en mejor estado el corazón.

Así lo afirmó el doctor Sergio Muryán, jefe de Cardiología y Unidad Coronaria del Sanatorio de los Arcos, quien además comentó que "prestar atención al ritmo en el que late el corazón es fundamental porque representa una de las formas de advertir fallas en su funcionamiento".

"Entre éstas se cuentan la arritmia cardíaca, un conjunto de problemas que hacen que el corazón lata demasiado lento o demasiado rápido", especificó.

Antes que nada, cabe destacar que se denomina pulso acelerado, o taquicardia, a la frecuencia mayor a 100 latidos por minuto estando en reposo.

"Este cuadro puede manifestarse mediante palpitaciones que deben investigarse para conocer su causa, y así encontrar un tratamiento adecuado", añadió el especialista.

La taquicardia puede ser, por ejemplo, la expresión de una deshidratación, dado que el cuerpo compensa la falta de líquido en el organismo aumentando la frecuencia cardíaca.

No obstante, también puede existir una situación de sobrehidratación por exceso de líquidos, que es lo que determina un cuadro de insuficiencia cardíaca.

"Para prevenir la deshidratación es aconsejable beber abundante líquido- agua por ejemplo- que no agrega calorías a la dieta y es muy buena para la salud. Pero, para evitar la sobrehidratación, es necesario conocer los requerimientos del cuerpo y la cantidad de agua que poseen los alimentos y otros líquidos, teniendo en cuenta además la transpiración si se hace ejercicio físico", expuso el doctor Sergio Muryán.

Sin embargo, hay otro factor que condiciona e influye en el pulso cardíaco: el estrés. "Ocurre que el estrés tiene íntima relación con situaciones de ansiedad, frustración, nervios o miedo. Si bien una dosis baja de estrés resulta necesaria para desarrollar actividades productivas, cuando éste alcanza niveles patológicos puede producir graves daños en la salud. Esto ocurre, por lo general y por explicarlo de alguna forma, cuando el cerebro dice que sí y el cuerpo dice no", sumó el especialista, explicando lo que ocurre cuando se liberan sustancias que aumentan la frecuencia cardíaca, y por ende producen un pulso acelerado.

La cafeína, por su parte, también estimula el sistema nervioso central incrementando la sensación de alerta. Esto, en cantidades exageradas, puede producir inquietud, ansiedad e irritación, factores que estimulan la aparición de una taquicardia.

"Por otro lado, si una persona consume más de 4 tazas por día de café, puede tener insomnio e inclusive migrañas, además de perder líquido, dado que la cafeína tiene un efecto diurético", comentó Muryán.

Además, fumar acelera el pulso porque produce coágulos en los vasos sanguíneos y propicia la formación de placas de colesterol en las arterias pudiendo provocar un ataque cardíaco.

Finalmente, el tabaquismo también aumenta el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular por obstrucción súbita de la circulación sanguínea en el cerebro.

Fuente: Pro Salud News