Hace poco más de un año la vida de Cristina Ojeda cambió para siempre. Dos ladrones entraron a la casa de su hija y en el frenesí del asalto la mataron –a los martillazos– a ella. Su nieta de 4 años corrió igual suerte. Los asesinos eran vecinos. Cristina, que se tuvo que ir del barrio, pide ayuda para ella y para su otro nieto de 7 años, que de la noche a la mañana se quedó sin su mamá y su hermana.

En diálogo con Radiópolis, el programa que conduce Roberto Caferra en Radio 2, Cristina contó su historia. El 20 de enero del 2013, su hija Laura fue víctima de la inseguridad y la violencia. Dos delincuentes entraron a su casa de Barrio Triángulo, en un complejo de viviendas sociales de la provincia, donde todos se conocen con todos. Le robaron un reproductor de DVD y la Play Station que, con mucho sacrificio, le había comprado a su hijo mayor para su cumpleaños.

“Las mataron por nada”, lamentó y señaló que los homicidas eran sus propios vecinos –el complejo tiene apenas 24 unidades–: uno vivía a la vuelta de su casa y otro enfrente a la de Laura, en Pasaje 1851 al 6600.

Pero aunque los sospechosos están detenidos, Cristina decidió irse del barrio. Tiene miedo por ella y por su pequeño nieto de quien cuida junto a su yerno. “Lo único que me queda”, dijo la mujer que encontró alojamiento momentáneo en lo de su hermana, pero sabe que sólo es temporario. “Somos muchos y no puedo estar ahí”, apuntó Cristina que pide un lugar donde comenzar de nuevo y ayuda para el niño.

El caso había cobrado relevancia por la reacción de la gente del barrio. Indignados, habían intentado incendiar la vivienda de uno de los supuestos homicidas.