Interesante ejercicio el de considerar previamente qué tienen por ganar y qué por perder los dos entrenadores de los equipos de la ciudad, tan protagonistas del duelo rosarino como los veintidós jugadores, que el domingo desde las 15 se enfrentarán en una nueva edición del clásico de la Cuna de la Bandera en el Coloso del Parque.

Para arrancar, vaya un dato estadístico de color: este domingo se dará la particularidad de que Lucas Bernardi y Eduardo Coudet tendrán su bautismo de fuego en este "rubro", situación que no se da desde aquel 1-0 con gol de Schiavi que obtuvo el rojinegro ante los auriazules en 2008, el día en el que debutaban en clásicos el ganador Fernando Gamboa y el derrotado Gustavo Alfaro.

Los de Lucas y el Chacho son nombres muy bien conceptuados por los hinchas de cada equipo desde sus tiempos de futbolistas, aunque en ese sentido Coudet saca una ventaja: ya dirigió a Central en diecinueve partidos y probó, con mayoría de buenas decisiones futbolísticas avaladas por los resultados, que es un buen exponente de la nueva camada de técnicos meticulosos, obsesivos y preparados.

En cambio, Bernardi tiene apenas dos partidos dirigiendo desde el borde de la cancha. Y si bien por su innegable perfil de jugador inteligente y pensante, que todavía está fresco en la memoria por su reciente retiro, puede inferirse que tiene toda la pasta para ser un gran DT, su capacidad estará en etapa de prueba durante los próximos meses. Por el semblante que muestre su escuadra y, sobre todo, por lo que digan los resultados (mal que nos pese a los que también valoramos las formas). 

Bernardi debuta
Lucas tendrá su estreno en clásicos.

Uno y otro

¿Qué tienen ambos por ganar? Esa es la pregunta más fácil para responder, porque un éxito en este tipo de contiendas cotiza en alza en una ciudad como esta, para la que el clásico es casi un torneo en sí mismo. Cualquiera sea la manera, cualquiera el marcador, el ganador capitalizará esos tres puntos en la confianza de parte de sus hinchas y tendrá un vuelo más o menos tranquilo por el resto del semestre.

En cambio, la otra pregunta es mucho más compleja. Porque para saber qué tiene por perder cada uno, hay que imaginarlos en un escenario de derrota: y allí, en el caso de Lucas actúan como mecanismo de presión (injustamente) los antecedentes inmediatos en los derbys de la ciudad. Porque si bien él no fue el DT en las tres caídas consecutivas de la Lepra, sí estuvo en la cancha y un nuevo tropiezo le restaría puntos en la consideración de la tribuna.

En cambio (cosa curiosa) al Chacho esos mismos antecedentes (y también injustamente) le juegan a favor. Una caída canalla como visitante ante Newell's dolería, claro que sí, pero no sería "catastrófico" (como si perder un mero partido de fútbol lo fuera) por dos razones: por ese sprint victorioso en clásicos desde el ascenso a primera y por este marco que lo tiene a su equipo peleando en el lote de arriba y con sólo una derrota en lo que va del año.

El Chacho también debuta
Coudet también va por el primero.



Es sólo un partido... ¿seguro?

Desde ya, y como si hiciera falta, es pertinente aclarar que ninguno será mejor o peor DT por salir airoso o cabizbajo de un encuentro de 90 minutos. Conceptuar a un técnico por sólo un cotejo no es cosa seria, pero también es cierto que en la ciudad en que vivimos el rubro "técnico de clásicos" está muy bien valorado.

Si no, que lo digan Russo (alabado porque nunca perdió), Bauza (denostado porque nunca ganó), Bielsa (elogiado por su historial positivo de 3-0-1, entre los que se cuentan dos goleadas a favor y el 1-0 con gol de Domizzi) o el propio Tata Martino, que quedó al margen (¿a salvo?) de toda la locura porque nunca pudo rendir esa materia.