Apenas cuatro días después del congreso que lo ungió nuevamente como presidente de FIFA, el suizo Joseph Blatter puso su cargo a disposición y anunció que convocará a un congreso extraordinario, que todavía no tiene fecha, para elegir nueva autoridad de la casa madre del fútbol mundial.

Salpicado por el escándalo de corrupción que develó Estados Unidos y que amenaza con seguir destapando nuevos focos de sobornos, el dirigente protagonizó una sorpresiva conferencia de prensa en la que anunció su decisión de dimitir. 

"Amo a la FIFA más que a nada en el mundo", sostuvo escuetamente el helvético, quien el viernes pasado le había ganado en primera vuelta la elección al príncipe Alí Bin Al Hussein, con 133 votos contra 73 y retiro del jordano, en el marco del 65º Congreso realizado en Zurich.

"A pesar de haber sido apoyado en elecciones, ese apoyo no lo comparten todos. Por eso pongo mi renuncia a disposición de los dirigentes del mundo. Tomo esta decisión de renunciar para limpiar la imagen de la FIFA. La FIFA necesita una profunda reestructuración", aseguró Blatter.

El dirigente suizo era el presidente de FIFA desde el 20 de junio de 1999. Fue el secretario de Joao Havelange, a quien sustituyó una vez que el brasileño se retiró de la dirigencia. 

En estas últimas horas, su situación se había comprometido ya que a la par de la investigación del FBI, la Justicia de su país impulsó otra por pago de coimas para la concesión de la organización de los mundiales de Rusia y Qatar, en la que Blatter sería citado en los próximos días.

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