No hay mucha vuelta para dar. Central es más que Newell's. Sopesando las individualidades que componen ambos planteles, el momento que atraviesan esos mismos jugadores y el funcionamiento colectivo de los dos, sin tomar en cuenta datos estadísticos (que bien servirían de ancla a la afirmación), pocos son los que se animarían a decir que hay equivalencias entre ambos equipos de la ciudad.

Ahora bien, dicho esto, también es menester poner sobre la mesa un detalle no menor que atenúa o morigera cualquier diferencia entre dos equipos de fútbol que se disponen a jugar un clásico: precisamente esa condición de partido aparte. Y si no, pregúntenle a los hinchas de Newell's, que aún recuerdan el estupor que les provocó el 2 a 1 de la escuadra de Russo a la de Berti tres años atrás.

Quizás pueda trazarse un paralelo a la hora de presentar este clásico con aquel del Torneo Inicial 2013. Porque existía aquella vez el mismo consenso que late por estos días, pero con distinto signo: todos pensábamos que el Newell's de Guzmán, Heinze, Bernardi, Maxi y Trezeguet era mucho más que el Central de Caranta, Donatti, Nery Domínguez, Encina y el Chino Luna. Y el resultado fue el que ya conocemos.

Aquella vez, el astuto Miguel Russo pergeñó un sistema capaz de neutralizar los caminos de juego de aquel conjunto sucesor del de Martino, que arribaba a ese derby puntero y arrasando. Y con mucha intensidad y dejando el alma, le ganó claramente por 2 a 1, instaurando una seguidilla de éxitos que se mantiene hasta hoy. Newell's no tuvo respuestas y extravió la brújula a partir de allí (de hecho, el torneo se le escapó); incluso, muchos señalan a aquella tarde como la que inició todos los males que se sufren en estos días.

En andas de imaginar un desarrollo, con el presente de estos Newell's y Central de hoy, habrá que pensar en algo similar para apostar por la Lepra. Que Cáceres y Paz no fallen (como lo hizo Domínguez en el anterior, parejo hasta el gol de Larrondo), que el medio batalle y gane la pelota, que se iluminen los talentos opacados de Rodríguez, Formica y Scocco: que el rojiengro haga un partido perfecto.

Como conclusión, aceptando que es un juego y admitiendo que la realidad podrá decir una cosa totalmente distinta, si se da la lógica, ganará Central. Que está más sólido, que tiene una identidad definida, que tiene puntos altos en lo individual, que llega tranquilo por los antecedentes y confiado en su potencial. Pero de lo hipotético a lo empírico hay un tramo largo. Como de 90 minutos.