Independiente no pudo sumar la 18ª conquista internacional de su historia porque en la noche del miércoles Gremio lo venció por 5 a 4 en definición por tiros penales, en Porto Alegre, luego de empatar 0 a 0 en los 90 minutos regulares y los 30 suplementarios de la segunda final de la Recopa Sudamericana. En la ida el encuentro había finalizado 1 a 1. En el global de ambos enfrentamientos, el Rojo jugó casi la mitad del tiempo con un hombre menos.

La serie venía "picada" desde el partido de ida, cuando promediando el primer tiempo Emmanuel Gigliotti vio la tarjeta roja a instancias del VAR, y esta noche la saga que había comenzado en Avellaneda con el empate en uno se extendió a Porto Alegre.

Inclusive las características del juego fueron bastante parecidas, con Gremio manejando la pelota con pulcritud y repiqueteando con riesgo sobre el arco del eficiente Martín Campaña y el Rojo tratando de sostenerse con la firmeza de su línea de cuatro para defenderse y el manejo de Maximiliano Meza y Fernando Gaibor en las pocas oportunidades que tenían de hacerse con el balón.

En tanto que el doble cinco que propuso Ariel Holan con el ingreso de Diego Rodríguez por Martín Benítez respecto del cotejo anterior, para formar dupla con Nicolás Domingo, no dio los resultados esperados porque el uruguayo recibió prematuramente una tarjeta amarilla y su rendimiento se vio condicionado por eso.

En tanto que Leandro Fernández, de floja performance frente a Temperley el sábado pasado por la Superliga hizo extrañar y mucho a Gigliotti, ya que el ex Defensa y Justicia no siente eso de aguantar el balón de espaldas, tanto para pivotear como para hacer descansar a los volantes en los momentos en que el rival apremia con la presión alta.

Independiente empezó con buena fortuna el primer tiempo, ya que a los siete minutos Fernando Amorebieta salvó sobre la línea un remate corto de Everton, que previamente había eludido a Campaña, dejando como es habitual en él la piel al chocar contra el palo derecho.

E inclusive en la jugada siguiente tuvo Independiente una chance de abrir el marcador en los pies de Fernández pero su remate bajo chocó con la humanidad de ese buen arquero que es Marcelo Grohe.

Pero en el desarrollo Gremio era más, porque no solamente manejaba el balón y seguía llegando con riesgo (Luan se lo perdió en un mano a mano), sino que obligaba a Independiente a cometer errores forzados porque salvo por Fabricio Bustos, y con cuentagotas, no tenía el visitante salida prolija desde atrás, ya que por izquierda el uruguayo Gastón Silva no tiene ductilidad en el manejo del balón. Por eso no resultó muy entendible que Juan Sánchez Miño no haya jugado ni un minuto en esta serie.

Y cuando otra vez la mala fortuna y la mala conducta se apoderaron de los destinos de Independiente apenas superados los 40 minutos, instante en que la imprudencia de Amorebieta se pareció mucho a la de Gigliotti y la errónea "avivada" de Domingo le terminó jugando en contra, Holan siguió sin disponer del ex Boca Juniors.

Es que Domingo se le fue encima a Luan tras un planchazo en el pecho de Amorebieta y entonces el brasileño se levantó la camiseta para mostrarle el pecho lastimado al jugador de Independiente, algo que recién entonces advirtió el árbitro Enrique Cáceres, quien decidió apelar al VAR que terminó condenando al ex Athletic de Bilbao.

Ante la inferioridad numérica Holan recurrió a Jorge Figal en lugar de Fernández, cuando bien podría haber pasado a Silva a la zaga central e incluido a Sánchez Miño como lateral izquierdo.

Lo único que corrigió el técnico del "rojo" en el arranque del segundo tiempo pasó por la inclusión del misionero Martín Benítez por el amonestado Rodríguez, o sea un "rapidito" más junto a Jonathan Menéndez (esta vez no fue tan gravitante como en el partido de ida) para que ante la inferioridad numérica los brasileños no se le vinieran tanto.

Sin el fútbol de Arthur, pronto a incorporarse al Barcelona español, el manejo de los "gaúchos" en la segunda parte iba a carecer de la claridad necesaria como para crearle al "rojo" verdaderas situaciones o para desnivelar.

E Independiente, con algunos puntos bajos como los mencionados, apenas hizo pie como para llegar a los 90 minutos regulares con el marcador en banco para forzar el alargue, sin advertirse otra aspiración dadas las circunstancias de volver a pelear en desventaja numérica desde el primer tiempo.

Pero esto alcanzó para que sus 4.000 hinchas saltaran u bailaran en las tribunas del imponente Arena do Gremio soñando con otra jornada cargada de épica, esa que impregnó de "mística" su gloriosa historia internacional.

El alargue no cambió nada de lo establecido previamente, y a los seis minutos el local estuvo muy cerca de desnivelar con un cabezazo del ingresado Jael en el travesaño, poniendo, por si hacía falta, blanco sobre negro respecto de lo que fue esta segunda final que tuvo, como para ejemplificar aún más lo acontecido, al delantero Everton como figura del local y al volante de marca Domingo como el más destacado en el visitante. 

El ingreso de Silvio Romero por Menéndez le dio algo más de potencia a los ataques de Independiente, e inclusive el ex Lanús estuvo cerca sobre los 10 minutos del primer tiempo suplementario pero no pudo conectar de lleno el balón.

En el segundo, además de la novedad reglamentaria de permitirse un cuarto cambio que estrenó Independiente con el ingreso de Jonás Gutiérrez por un Bustos de irregular tarea y siguió el local con el de Vinicius Lima por Bruno Cortéz, hubo chance para cada uno de quedarse con todo, primero porque Campaña se hizo figura con una enorme atajada para frustrar a Gremio y después porque Figal demostró que es defensor y se lo perdió debajo del arco de los brasileños. 

Allí se consumieron los 120 minutos de partidos, 210 sumados los 90 de Avellaneda, y como hubo "draw" la historia se definió desde los 12 pasos, donde todos los pateadores convirtieron hasta el último turno de la serie de cinco en que Grohe le contuvo su disparo a Benítez para impedirle a Independiente ganar la 18va. copa internacional de su historia. Esta vez no hubo épica y la Recopa Sudamericana se quedó en Porto Alegre. 

Para Independiente, para sus jugadores, quedó el orgullo de haber jugado 100 minutos de los 210 de la serie con un hombre menos ante el campeón de la Libertadores y murió de pie, como manda su historia.