El hombre es efusivo, pasional, demostrativo en cada partido. Es hincha de Central. Siente a la institución como si hubiese nacido en sus inferiores, como si hubiese surgido de la cantera canalla. Se trata del técnico Eduardo Coudet, el mismo que le dio simpatía a los hinchas cuando era jugador perteneciente a la generación que vio campeón a Central y él como protagonista.

No se conoció si como jugador tenía cabalas. Algunos dicen que siempre se sentaba en el colectivo en el mismo lugar, otros que ingresaba al campo de juego con el pie derecho pero como entrenador, seguro las tiene. Al menos una.

Arrancó este certamen con una racha totalmente positiva, ganando las primeras jornadas; fueron las cinco primeras fechas, ante Racing, Tigre, Crucero, Olimpo y Temperley. Después vino la seguidilla de empates, contra Rafaela, Colón y Defensa. Todos los partidos tuvieron un denominador común: el Chacho ingresó al banco de suplentes para dar sus indicaciones con una chomba o camisa mangas corta, negra.

Tras el empate con Rafaela, insistió y continuó con la misma frente a Colón y se dejó la fina indumentaria contra Defensa, pero no logró sumar de a tres. La cábala funcionaba, al menos para no caer derrotado, pero este último cotejo, el hombre quiso ver si cortaba la racha y qué hizo: cambió el color negro por una camisa celeste, linda también, muy elegante, fina y moderna pero otro color. Por primera vez cambiaba la ropa.

El gol de Cervi había ilusionado a todos, inclusive al responsable táctico; daba la sensación que la modificación en el atuendo iba a servir, pero con el cabezazo de Pumpido –sobrino del campeón del mundo en el 86– parecía que la cosa no daba resultado y ante San Martín se repetiría otro empate. Hasta lo echaron al loco lindo.

Pero Donatti, cuando ya el partido se iba, metió tremendo remate de cabeza que hizo explotar al Gigante... delirio en las tribunas y fuera de control en la cancha porque Coudet salió corriendo para festejar como cuando metía goles en esa misma cancha. Y dejó en claro que las cábalas son para creer o no. La gran pregunta es: ¿continuará con esa hermosa camisa celeste o cambiará? El viernes, frente a Estudiantes en La Plata, se sabrá la respuesta.