En el juego de imaginar el trámite del clásico que jugarán este domingo Newell's y Central en el Coloso, se abre un campo fértil para el entusiasmo. Es que el afianzado equipo de Eduardo Coudet y las buenas intenciones del que ahora conduce Lucas Bernardi configuran un escenario en el que se imponen el vértigo, la presión, el roce físico y la confianza ciega en las virtudes propias más que en el empeño de destruir las fortalezas del rival.

En los tres clásicos que se jugaron desde la vuelta de Central a primera –sobre todo en los dos primeros–, la opinión generalizada le dio el premio mayor a Miguel Ángel Russo, el hombre que diseñó una ajustada estrategia que, básicamente, tapó a los mejores receptores leprosos, hizo marca personal sobre los hombres más desequilibrantes de la Lepra y aprovechó al máximo los errores de la última línea adversaria.

Se presume que esta vez no será así. Si bien ambos entrenadores tiene muy claro cuáles son los aspectos más sobresalientes del equipo que tendrán enfrente, tanto Coudet como Bernardi levantan la bandera de una propuesta ambiciosa, abierta, poniendo mucha gente en los lugares críticos del campo.

Mucho dependerá de los protagonistas que cada técnico elija para su formación inicial. En este sentido también se adivina un cambio de escenario previo respecto de los clásicos anteriores: esta vez es Central el que tiene las cosas más claras, con una idea que se viene afianzando desde la pretemporada de enero y que tuvo un solo tropiezo a lo largo de 17 fechas.

El negocio para Newell's parece estar a las espaldas de César Delgado y Jonás Aguirre, si es que el Chacho sigue eligiendo a estos dos jugadores para jugar a los costados de los eficientes Nery y Musto. Esta recuperada versión de Nacho Scocco jugando contra Donatti puede ser otro factor de desequilibrio.

Con sus matices, este Central solo entiende el juego a partir de la verticalidad, explotando al máximo el desgaste que hace Ruben en el frente de ataque y tratando de armar un triángulo de presión y perforación con Delgado-Aguirre-Cervi. A las espaldas de Mateo y de frente a Leandro Fernández puede haber una pendiente hacia Ustari.

El duelo futbolero de la ciudad que se nos viene entusiasma como pocas veces en los últimos años. Si se despojan de la presión, los nervios y los miedos que suelen aparecer en estas contiendas, las emociones están en condiciones de ganarle por goleada al pizarrón.