Como cada jueves previo a un clásico, los hinchas de Newell’s armaron una fiesta en el Coloso Marcelo Bielsa para apoyar al plantel con el ya tradicional banderazo.

Las puertas del estadio se abrieron a las 18 y las tribunas se fueron colmando de a poco. Los jugadores ingresaron después de las 20, con algo de demora, y desataron todo el color rojinegro (ver fotogalería). 

Las luces se apagaron y la noche se tiñó de fuegos artificiales, celulares prendidos y bengalas rojas en las tribunas. Acompañaron las banderas dentro y fuera del campo de juego. 

Además de los cantos que reclamaban un triunfo ante Central el domingo en el Gigante, la gente pidió por uno de los emblemas del plantel, Diego Mateo. “Pomelo, pomelo”, gritaron los hinchas y hasta un trapo apoyó al volante: “Los ídolos se respetan. Pomelo + 10”.

Hubo otras banderas polémicas pero no por lo que decían sino por los colores auriazules: la hinchada desplegó durante unos minutos los mal llamados “trofeos de guerra”.

Otro incidente, menor, se vivió a las 20.30, cuando un hincha ingresó al campo de juego y fue retirado por personal de seguridad sin generar problemas ni alcanzar a los jugadores, que en ese momento saludaban a una de las plateas.

Ganar o ganar el domingo, ese fue en síntesis el mensaje-pedido que se convirtió en eco en cada rincón del Coloso, en una nueva demostración de la pasión rojinegra.