La Escuela de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Rosario junto a Unicef Argentina desarrolló un estudio sobre la escolarización de los jóvenes y el alcance del Programa de Inclusión Socioeducativa desarrollado en nuestra ciudad. La publicación, que forma parte de la serie “Educar en ciudades” fue presentada en la última edición de la Feria del libro.

Según los datos extraídos del censo 2010, 26 mil jóvenes rosarinos de entre 15 y 19 años (26,7% de esa población), no asisten a la escuela y no han logrado terminar la secundaria.

Poco más de la mitad de este grupo (13.600 jóvenes) al1canzó a iniciarla y abandonó en algún momento del tránsito por el nivel, mientras que 7.300 finalizaron la primaria pero no iniciaron la secundaria. Y poco menos de 5.000 permanece fuera de la escuela sin haber terminado el nivel primario.

De acuerdo a la investigación, entre los 5 y los 13 años todos los santafesinos asisten a la escuela, aunque muchos acumulan años de sobreedad por experiencias de fracaso escolar, especialmente en el inicio de la secundaria.

Pero es a partir de los 14 años que se incrementan esos niveles de sobreedad y se manifiesta el abandono. Asimismo, a esa edad se observan las diferencias entre varones y mujeres. Entre los 12 y 17 años, 13.700 adolescentes no asisten a la escuela. De ellos, 7.700 son varones y 6.000 son mujeres.

Entre los 15 y 17 años, el porcentaje de asistencia en Santa Fe se posiciona 5 puntos porcentuales por debajo de los números del total país, indicando peores niveles de cobertura. De acuerdo a estas estadísticas, nuestra provincia ocupa el lugar número 21, una de las más bajas del país.

El informe del sociólogo Martín Scasso indica que los de hogares con más bajos ingresos son los que poseen menos oportunidades de acceso y permanencia. Y casi la totalidad pertenece a hogares donde ningún miembro finalizó la escuela secundaria, ni los adultos referentes, ni los hermanos, ni otros miembros convivientes.

De la población que tiene entre 12 y 18 años y no asiste a la escuela, las dos terceras partes tampoco trabajan, un dato que introduce un interrogante a la relación entre abandono escolar y trabajo.

“A partir de las entrevistas es posible vislumbrar cómo la decisión de asistir o abandonar la escuela forma parte de recorridos y experiencias vitales amplias. En el abandono se conjugan trayectorias de vida, la conflictividad de algunos contextos familiares, situaciones económicas, la propia experiencia escolar y la construcción de desigualdades educativas al interior del propio sistema educativo”, explica la coordinadora del proyecto, Natalia Fattore.

Así como se viene analizando en otras investigaciones, es la transición entre “niveles” uno de los focos principales del problema del abandono. Se resalta también el universo simbólico que despliegan los jóvenes en relación al mundo escolar, poniendo de manifiesto su interés por el mismo. En muchos casos, “conseguir un buen trabajo” aparece como una posibilidad ligada al pasaje por la escuela media.

Programa Joven de Inclusión Socioeducativa

Se implementa en el 2004 como parte de un conjunto de programas de la Dirección de Políticas Públicas de Juventudes dependiente de la Secretaría de Promoción Social de la Municipalidad de Rosario.

Dirigido a jóvenes entre 14 y 17 años, su objetivo fue que participen en diferentes ámbitos socioculturales y se capaciten en oficios, intentando facilitar su incorporación en el sistema educativo formal.

Los distintos espacios que la Dirección de Juventudes ofrece sostienen un abordaje que se define como “alternativo” al sistema de educación formal, dándose un lugar prioritario a la metodología del taller, al “aprender en grupo” y a la introducción del juego como recurso educativo.

Tanto en la documentación del Programa como en las voces de los referentes consultados, aparece señalada la “pedagogía por proyectos”. Según explica la investigadora, esta “surge de la necesidad de desarrollar una metodología de trabajo que valorice la participación de los/as jóvenes y del educador en el proceso de enseñanza y aprendizaje siendo ambos responsables de la elaboración y desarrollo de cada proyecto. Estos proponen un pasaje grupal, un viaje, una experiencia que como consecuencia deja huellas, herramientas, conocimientos y habilidades. Los proyectos van desde elaboración de revistas, campamento, grupos musicales, cortos audiovisuales, pinturas en murales, etc.”

El trabajo “personalizado” que desarrollaron los educadores fue considerado, por los propios referentes, uno de sus baluartes y, al mismo tiempo, el mayor condicionante de la masividad del Programa.

Por este motivo, a partir de 2013 se implementaron cambios con el objetivo de ampliar el alcance de la política en los territorios. Se organizaron así tres trayectos de dos años de duración en los barrios: sociolaboral, socioeducativo y sociocultural, donde se prioriza el armado de proyectos en función de las demandas de los jóvenes.

Fuente: unr.edu.ar