Argentina redujo 54% la tasa de mortalidad de menores de cinco años, de acuerdo a un informe publicado por Unicef. El trabajo precisa que en 1990, el país tenía un índice de 28 muertes de menores de cinco años por cada mil nacimientos, cifra que descendió a 20 en 2000 y siguió bajando hasta ubicarse en 13 en 2015, lo que representa un descenso promedio del 3,3 por ciento en cada año del período.

Esta caída se reflejó en ambos sexos ya que si se toman solamente los hombres se pasó de una tasa de 31 a 14 fallecimientos por cada mil partos entre 1990 y la actualidad, mientras que en mujeres se redujo de 25 a 11.

En sintonía, el trabajo indicó que la tasa de mortalidad infantil, que marca la probabilidad de fallecer entre el nacimiento y el año de vida, era en 1990, en Argentina de 24 cada mil partos, mientras que hoy es de 11 cada mil, con lo cual también se observa un descenso mayor a la mitad.

En tanto, la tasa de mortalidad neonatal, que muestra la probabilidad de morir en los primeros 28 días de vida, pasó de 15 fallecimientos por cada mil nacimientos a 6 en los últimos 25 años.

A nivel global, la mortalidad infantil se redujo un 53% desde 1990, pero el descenso no será suficiente para cumplir con la meta fijada hace quince años en los Objetivos de Desarrollo del Milenio que impulsó Naciones Unidas (ONU).

En 2015 morirán en el mundo unos 5,9 millones de menores de cinco años por causas que pueden evitarse, frente a los 12,7 millones de 1990, según las estimaciones de la ONU, que calcula que desde que en el año 2000 se pusieron en marcha los Objetivos del Milenio se salvó la vida de unos 48 millones de niños.

Según la meta acordada entonces, este año la mortalidad infantil tendría que haberse reducido en dos tercios respecto a 1990, por lo que el mundo se quedará sin cumplir.

Por regiones, Asia y el Pacífico y Latinoamérica y el Caribe cumplieron con ese objetivo, recortando la mortalidad infantil un 69% y un 67%, respectivamente.

La peor situación se sigue dando en el África subsahariana, donde 1 de cada 12 niños mueren antes de cumplir los cinco años, frente a la media de 1 de cada 147 que se da en los países ricos.

Los quince países con mayor mortalidad infantil en el mundo son africanos. Lideran el grupo Angola, Chad y Somalia, con 157, 139 y 137 muertes por cada 1.000 nacidos, respectivamente.

Fuera de África, Afganistán lidera la estadística, con 91 muertes por cada 1.000, mientras que en Latinoamérica y el Caribe el peor es Haití (69 muertos por cada 1.000), seguido de lejos por Guyana (39) y Bolivia (38).

Entre otras cosas, la ONU apuesta por soluciones "simples, de gran impacto y rentables" para reducir la mortalidad infantil, como la atención especializada en la etapa prenatal, durante el parto y en la etapa posnatal, la lactancia materna, la inmunización, los mosquiteros tratados con insecticida y el agua y el saneamiento mejorados.

Además, subraya también la importancia de la terapia de rehidratación oral para combatir la diarrea, los antibióticos para la neumonía, los suplementos nutricionales y los alimentos terapéuticos.

La desnutrición contribuye a casi la mitad de la mortalidad de los niños menores de cinco años, según el informe publicado hoy por la ONU.

"Salvar las vidas de millones de niños en contextos urbanos y rurales, en los países ricos y pobres, es uno de los primeros grandes logros del nuevo milenio, y uno de los mayores retos de los próximos 15 años es acelerar aún más este progreso", dijo en un comunicado la directora ejecutiva adjunta de Unicef, Yoka Brandt, y agregó: "Los datos nos indican que millones de niños no tienen que morir si realizamos un mayor esfuerzo para llegar a todos los niños".