Un atentado con coche bomba mató a dos soldados turcos e hirió a otros cuatro en el sureste del país, la región de mayoría kurda, según informó este domingo el Ejército, en lo que parece ser el comienzo de la peor escalada de violencia entre Ankara y esa perseguida minoría desde que iniciaron un proceso de paz hace dos años. 

La escalada comenzó el lunes pasado con un atentado contra una manifestación kurda en la localidad de Suruc, en el sureste del país, que mató a 32 personas. La marcha era en solidaridad con los kurdos sirios que pelean contra la milicia del Estado Islámico (EI) no muy lejos de allí, del otro lado de la frontera.

El gobierno turco, el mismo que fue acusado por los kurdos de apoyar al EI durante años para debilitar y derrocar al gobierno vecino del sirio Bashar al Assad, responsabilizó del atentado a esa milicia islamista radical y lanzó una campaña de bombardeos contra el norte de Siria, la región en donde las milicias kurdas se han fortalecido últimamente en su lucha diaria contra los islamistas. 

Desde entonces, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), la fuerza separatista que durante más de tres décadas se enfrentó con las armas con el Estado turco, reivindicó dos atentados que dejaron varios policías muertos y el ala juvenil del partido anunció una "campaña de asesinatos" de miembros del EI, al que ven como aliado de Ankara, en suelo turco.

En un comunicado, la fuerza kurda, que sigue ilegalizada, sostuvo que el alto el fuego con el Estado turco había perdido sentido. 

Acto seguido, el gobierno turco ordenó no sólo bombardear el norte de Siria, uno de los bastiones del EI y de los kurdos sirios, sino también el norte de Irak, la otra importante zona de influencia de esa minoría, que se encuentra por las fronteras modernas de Irak, Siria, Turquía e Irán, principalmente. 

Cuando el PKK aceptó desmovilizar a sus milicias en el marco del proceso de paz con el gobierno turco, negoció que la mayoría de ellas se trasladara y asentara en el llamado kurdistán iraquí, en el norte de ese país. 

Por eso, menos de 24 horas después de esos bombardeos contra posiciones kurdas, un grupo aún no identificado lanzó anoche un atentado con coche bomba contra un convoy militar en Diyarbakir, la provincia de mayoría kurda en el sur de Turquía, según la agencia de noticias EFE.

El Ejército turco recién informó del ataque en un comunicado difundido hoy y lo atribuyó a "un grupo terrorista de una organización terrorista separatista", la fórmula con la que habitualmente se refiere a la guerrilla kurda.

El convoy de blindados se había trasladado ayer al municipio de Lice luego que supuestos miembros del PKK incendiaran tres coches para bloquear la principal ruta de la zona. Ni bien llegaron los soldados, personas no identificadas activaron la bomba. 

De confirmarse la autoría del PKK, esto podría significar el final oficial de la tregua que las milicias kurdas y el Estado turco mantienen, con alguna que otra excepción menor, desde marzo de 2013. Peor aún, podría ser el principio del fin para el proceso de paz. 

Desde 2013 rige en el país un alto el fuego que permite avanzar en inéditas conversaciones para poner fin de manera pacífica al conflicto que comenzó en 1984 y dejó más de 45.000 muertos. 

Uno de los principales avances del proceso de paz es que sirvió de plataforma para que la dirigencia nacionalista kurda cambiara su discursivo independentista por un reclamo de relativa autonomía y un reconocimiento de los derechos culturales y lingüísticos de los alrededor de 12 millones de kurdos que viven en ese país euroasiático.

La escalada de violencia no sólo prendió alarmas dentro del país, sino que Europa ya tomó nota del rápido deterioro de la situación política en Turquía.

Alemania, la potencia europea que concentra dos de las mayores comunidades turcas y kurdas en la región, respaldó a Ankara en su "lucha contra el terrorismo", pero pidió "no desistir del proceso de paz con los kurdos, sino a aferrarse a él a pesar de todas las dificultades".

La canciller alemana, Angela Merkel, llamó por teléfono hoy al primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, y le recordó "el principio de proporcionalidad en la aplicación de las medidas necesarias" para responder a los "ataques terroristas", según detalló un comunicado difundido por Berlín.

Sin embargo, parece difícil que la tensión ceda en las próximas horas. 

Este domingo uno de los jóvenes que fue herido por la represión policial contra una manifestación pacífica kurda en Diyarbakir, en la provincia sureña de Sirnak, falleció, según informó el diario local Hürriyet, mientras que la ciudad de Esmirna, la policía arrestó a 13 presuntos miembros del PKK y los acusó de quemar un colectivo el sábado. 

Las redadas policiales se reprodujeron en Estambul y Ankara, las dos principales ciudades del país, y dejaron un saldo de más de una docena de detenidos. 

En medio del proceso de paz y del gradual desarme del PKK y sus milicias, las fuerzas nacionalistas kurdas habían logrado relegitimarse dentro de la vida política turca al aliarse con la tradicional izquierda.

En las elecciones parlamentarias de junio pasado, esta alianza logró una victoria sorpresiva. Se instaló como cuarta fuerza nacional, se garantizó una importante banca en el Parlamento y le quitó la mayoría absoluta al oficialismo del premier Davutoglu y del presidente, Recep Tayyip Erdogan.

Por eso, desde el oficialismo no tardaron en vincular esta creciente escalada de violencia, importada de la guerra civil vecina de Siria, con la izquierda turca. 

"Envíen tres cazas F-16 para sobrevolar toda la noche Cihangir (un barrio de Estambul conocido como centro de la burguesía liberal de izquierda), porque sería más efectivo que bombardear Kandil (zona montañosa donde se refugia el PKK)", escribió hoy el vicepresidente del partido oficialista, Yasin Aktay, en su cuenta de Twitter. 

Un recrudecimiento del conflicto armado entre el Estado turco y la minoría no sólo sumará nuevas víctimas a una historia ya demás sangrienta, sino que probablemente también quebrará la incipiente pero prometedora alianza entre los millones de kurdos y la izquierda.