El consumo de alcohol se suele disparar estas fechas con motivo de las fiestas navideñas y las cenas de despedida de año. Hay personas que suelen consumir alcohol a diario y bajas cantidades y otros que toman muchas copas cuando salen. ¿Qué perjudica más al organismo?

Desde Eroski Consumer se retoman las principales observaciones de artículos publicados este año referidos a esta cuestión. En el artículo ¿Qué es peor: un par de copas diarias o una gran borrachera los fines de semana?, el canal BBC detalló el pasado mes de mayo cómo dos médicos gemelos idénticos, Christopher y Alexander van Tulleken, se sometieron a un experimento relacionado con el consumo de alcohol.

Lo hicieron con la asistencia de especialistas del reputado Hospital Royal Free del Reino Unido, que cuenta con una larga trayectoria de investigaciones en el campo del alcoholismo. En el experimento, tras un mes de abstinencia, ambos hermanos siguieron un patrón diferente de consumo. Así, por una parte, Christopher bebió cada día, durante un mes, 250 mililitros de vino (unas dos copas de vino al día). Es una cifra acorde con las recomendaciones de ingesta máxima diaria de alcohol para un varón en el Reino Unido.

Por su parte, Alexander fue abstemio seis días por semana, pero tomó 21 unidades de alcohol un día del fin de semana, también durante un mes. Alexander puso en juego su vida, dado que los análisis de sangre realizados por Hospital Royal Free constataron que su sangre alcanzaba, horas después de beber, niveles que podrían causar la muerte por intoxicación etílica. El alcohol también provocó que en muchas ocasiones Alexander olvidase por completo qué había hecho la noche anterior. Además, se sentía muy afectado días después de la borrachera, hasta el punto de que nunca consiguió recuperarse entre una sesión y otra. Pese a todo, Alexander esperaba con ansiedad que llegase el fin de semana tras los seis días de recuperación, claro síntoma del poder adictivo del alcohol.

Christopher, por su parte, también mostró signos de adicción: le costaba dejar de beber una vez alcanzado el límite que debía tomar cada noche. Pero también constató perjuicios en su rendimiento laboral. Lo interesante es que, contra todo pronóstico, los análisis del Hospital Royal Free revelaron que el hígado de Christopher estaba en tan mal estado como el de Alexander.

La primera conclusión, obvia, es que aunque el consumo de alcohol concentrado en un día es muy peligroso, la ingesta moderada también pone en riesgo la salud física y mental, puede generar adicción, llevar a conductas adictivas e incluso comprometer el rendimiento laboral.

La segunda conclusión es que las guías que detallan cuánto alcohol se puede consumir a diario sin poner en riesgo la salud deben revisarse. En cualquier caso, dado que este experimento no es una investigación publicada en una revista científica y en la que haya participado un gran número de voluntarios, conviene tomar sus resultados con precaución.