Al volver de las vacaciones, uno retoma la rutina y no es sencillo poner todas las energías en las responsabilidades laborales: cuesta más concentrarse, prestar atención y conservar el buen humor.

Desde la Asociación Argentina de Nutricionistas (AADYND), enfatizaron que estudios científicos recientes han demostrado que estos aspectos también estarían vinculados con el grado de hidratación de una persona, que se ve particularmente amenazado en los meses de calor.

“Un nivel de deshidratación de apenas el 2% de pérdida de masa corporal, ya puede impactar en la capacidad cognitiva de una persona, es decir, en los procesos intelectuales que le permiten percibir, pensar y recordar. Además, fundamentalmente en las mujeres, también afectaría su estado de ánimo y emociones.

“Tal como lo han demostrado varios estudios científicos, estos síntomas pueden estar indicando un principio de deshidratación, pero que es fácilmente prevenible o reversible bebiendo más agua”, sostuvo la licenciada Silvia Jereb, miembro de la Asociación Argentina de Nutricionistas (AADYND) y coordinadora allí del Grupo de Estudio de Neurointensivismo. Las capacidades cognitivas son los procesos mentales que permiten que las personas puedan percibir, pensar, prestar atención, estar alerta, recordar, tomar decisiones o coordinar el cuerpo. También abarca condiciones más vinculadas con sensaciones, como estado anímico y emocional, y parámetros como felicidad, tensión, energía o calma.

Una investigación realizada por la Universidad de Connecticut evaluó el impacto de la deshidratación leve en el rendimiento cognitivo y el estado anímico en 25 mujeres jóvenes (edad promedio de 23 años) y 26 hombres jóvenes (edad promedio de 20). Fue un estudio aleatorio, controlado.

Los resultados mostraron que el impacto de la deshidratación en la capacidad cognitiva varía según el sexo. En hombres jóvenes, la deshidratación leve redujo su capacidad de alerta y memoria a corto plazo y aumentó la fatiga y la tensión. Una de las conclusiones más interesantes del estudio fue que las mujeres jóvenes parecerían verse más afectadas que los hombres jóvenes por la deshidratación leve: en ellas, se redujo su capacidad de alerta, energía, concentración, y también reportaron fatiga, confusión, dificultad para completar una tarea y el incremento del doble en la frecuencia de los dolores de cabeza.

Jereb explicó que hace poco la ciencia comenzó a analizar el impacto de la deshidratación leve con relación al estado cognitivo y las actividades de la vida diaria: “Venía investigándose el tema sobre todo en atletas de alto rendimiento y militares, que eran condiciones que no se correspondían con la población general, y lo cierto es que la deshidratación leve puede dispararse ante olas de calor y la realización de actividades de la vida diaria, como caminar rápido.

Fuente: lanueva.com