La Policía de Bélgica lanzó este jueves un masivo operativo antiterrorista en tres ciudades de ese país europeo, en el que mató a dos sospechosos e hirió y detuvo a un tercero, que habían vuelto de Siria y "estaban a punto de cometer atentados de envergadura”, según informó la Fiscalía federal.

En un nuevo episodio que alimenta el clima de miedo y tensión que se vive en Europa después de la ola de violencia de la semana pasada en París, los belgas vieron interrumpida su tranquila cotidianidad cuando un importante número de fuerzas de seguridad se movilizó en las ciudades de Bruselas, Verviers y Vilvoorde, y amparados por la oscuridad de la noche, cortaron calles y allanaron inmuebles.

Poco después, el vocero de la Fiscalía federal belga, Eric Van der Sypt, ofreció una conferencia en la sede de la institución y explicó que la policía allanó diez inmuebles en busca de personas que una investigación oficial sindicó como presuntos islamistas radicales que habían vuelto recientemente de Siria y que planeaban cometer atentados en el país.

Pese a que Van der Sypt no lo dijo, se entiende que la Fiscalía belga sospecha que estas personas se unieron a milicias extremistas durante su estadía en Siria.

Según contó a la prensa, en Verviers, tres sospechosos resistieron el allanamiento con armas de fuego y le tomó varios minutos a la policía "neutralizarlos". "Ningún policía o civil resultó herido", aclaró.

"Se evitaron atentados terroristas de envergadura y que iban a ser cometidos de inmediato", sentenció el funcionario en la conferencia, transmitida por la cadena de noticias BBC.

Van der Sypt no dio detalles sobre qué resultado tuvieron los otros nueve allanamientos ni cuáles eran los objetivos en el país de los presuntos islamistas. En cambio, adelantó que las autoridades belgas aumentaron el alerta "antiterrorista" a un nivel tres -sobre un máximo de cuatro- en algunas partes del país.

El temor en el viejo continente

Desde hace un año, Europa teme que alguno de los cientos de jóvenes que viajaron a Siria o Irak a sumarse a la lucha de milicias islamistas radicales vuelvan a sus países de origen para cometer un atentado.

Europol, la agencia de policía comunitaria, informó esta semana que entre 3.000 y 5.000 ciudadanos de la Unión Europa viajaron recientemente por Medio Oriente para convertirse en combatientes.

Siria, particularmente, se convirtió en un objetivo para miles de extranjeros radicalizados a partir de la cruenta guerra civil que mantienen un heterogéneo frente de milicias -que van desde laicas y de izquierda hasta extremistas y yihadistas- contra el gobierno de Bashar al Assad, un enemigo declarado de las potencias occidentales.

El gobierno belga estima que alrededor de 400 de sus ciudadanos ya viajaron a Siria y a Irak para unirse a la lucha de la milicia Estado Islámico, un grupo que en el último año tomó el control de más de un cuarto del territorio de esos dos países y provocó una nueva ofensiva militar internacional en la región, encabezada por Estados Unidos.

El temor europeo a la vuelta de estos combatientes creció exponencialmente después del atentado de la semana pasada contra el semanario satírico francés, Charlie Hebdo, y la ola de violencia que provocó y dejó 20 muertos, entre ellos tres atacantes.

Las autoridades francesas y la rama yemení de Al Qaeda sostienen que dos de los atacantes parisinos recibieron entrenamiento en Medio Oriente.

En tanto, la policía belga detuvo a un hombre que se entregó, luego de ser sindicado por las autoridades como la persona que le vendió armas al tercer atacante, Amedy Coulibaly, el hombre que mató a una policía y un día después mató a cuatro rehenes en un supermercado judío en París.