El estudio, realizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España y publicado en la revista Clinical Cancer Research, demostró que aunque el organismo tolera bien el indol-3-carbinol, esta sustancia es tóxica para determinadas células de leucemia.

Mediante estudios "in vitro", los autores del trabajo demostraron que el indol-3-carbinol "mejora notablemente" el efecto de la fludarabina, uno de los compuestos más utilizados en el tratamiento de este tipo de leucemia, incluso en pacientes con resistencia a este fármaco.

"Los resultados nos indican que el indol-3-carbinol potencia la actividad terapéutica de la fludarabina y de otros fármacos. Por eso, estos tratamientos combinados podrían utilizarse para combatir la leucemia linfática crónica, incluso en pacientes que han desarrollado recidivas (reaparición de la enfermedad) y multirresistencia a los tratamientos habituales", explicó el investigador Juan Manuel Zapata.