Dos caballos sueltos fueron los protagonistas de una historia de película. Es que a lo que pasó esta mañana en la ciudad, no le faltó ninguno de los ingredientes de las buenas ficciones: hubo sexo, persecución y hasta una vidriera rota. Una vez más, la vida silvestre se cuela en el asfalto, tanto como sucedió hace unos días atrás con un cerdo y un lagarto.

El periodista Fernando Carrafiello los vio. Según le contó a Roberto Caferra en Radiópolis (Radio 2), eran un caballo y una yegua en plena zona del anfietatro Humberto De Nito, libres y atraídos el uno por el otro. Sin nadie que los reconociera como propios, sin alterarse por el flujo del tránsito urbano, los animales dieron rienda suelta a la naturaleza y copularon en el lugar.

Alguien trató de enlazarlos sin suerte. Los caballos eran bien salvajes y al parecer, iban a intentar con todas sus fuerzas, evadir cualquier tipo de control. Pero, los ruidos que hace la ciudad cuando el sol ya empieza a estar alto, los obligó a un galope rápido.

Así fue que llegaron a la zona del Monumento y sin rumbo fijo, tomaron calle Mendoza. Mientras tanto, a fin de velar por la seguridad de los conductores y peatones, personal de Control Urbano empezó a seguirlos. La idea era alcanzarlos, reducirlos y regresarlos a su lugar de origen.

A esta altura del periplo, la pareja estaba más que alterada. Los bríos se mezclaron con el miedo a lo desconocido y esa necesidad de escaparse, a todo o nada. Nerviosos, impactaron contra la vidriera de una rotisería ubicada en Mendoza y Colón. Allí, en medio de los vidrios rotos que lastimaron sus patas, fueron abordados por los agentes municipales que pudieron con ellos.

Un vecino del lugar, pudo registrar desde la terraza de su edificio el momento en que los caballitos fueron curados y, finalmente, subidos a un camión. Todo indica que serán regresados a su dueño.

Esta irrupción de la vida animal silvestre en la ciudad no es el primero. En las últimas semanas, en el Gran Rosario se halló un chancho, un zorro, una culebra, "bichos de fuego", y en Granadero Baigorria se encontró un jabalí.