La jueza federal de Presidencia Roque Sáenz Peña Zunilda Niremperger, que lleva adelante la causa Carbón Blanco, por el contrabando de más de mil kilos de cocaína a Europa a través de contenedores de carbón vegetal, señaló este jueves que desconoce si una de las cabezas de la organización ilícita, Patricio Gorosito, era el testaferro del expresidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Julio Humberto Grondona. Además, manifestó que “no hay herramientas en la actualidad para combatir los delitos complejos debido al sinfín de recursos que se requieren”.

En diálogo con el programa A Diario (Radio 2), que conduce Alberto Lotuf, la jueza indicó tras la primera jornada del juicio oral donde hay cinco imputados por el tráfico de cocaína al viejo continente a finales de 2011 que “nunca fue elemento del juicio” la relación del expresidente del club Real Arroyo Seco, Patricio Gorosito, con Grondona. “No se determinó si detrás de la causa había personas relacionadas con los imputados. Lo que está definido es la relación del grupo, cómo se organizaban para que el material sea transportado, distribuido y cómo lo cobraban”, agregó la magistrada.

Consultada por el periodista Hernán Funes, Niremperger también añadió que “hay una versión” que vincula al acusado de ser la cabeza de la banda, el abogado porteño Carlos Salvatore, con un cártel internacional de narcotraficantes. “Esa versión surge a partir de elementos que se sustrajeron del análisis pericial a los dispositivos electrónicos al momento del juicio, pero no la tuvimos en consideración”, añadió.

Por su parte, la jueza de Presidencia Roque Sáenz Peña apuntó que “Gorosito y Salvatore eran las cabezas principales de la banda” y que hasta el momento “no hay vínculos” de la organización con operaciones de compra-venta de jugadores de fútbol.

Por último, Niremperger concluyó que “en ningún lugar (del país) hay herramientas para combatir los delitos complejos porque requieren un sinfín de recursos que sí tienen las organizaciones porque acceden fácilmente al dinero para inmiscuirse en algunos lugares del Estado para pasar desapercibidos”. “Las fuerzas federales a cargo de esto no tienen suficientes herramientas para hacerle frente (al narcotráfico), más allá del esfuerzo que hacen”, finalizó.