Celulares, tablets y otros equipos portátiles serían útiles para diagnosticar mejor trastornos respiratorios del sueño, incluyendo el síndrome de apneas-hipopneas obstructivas de sueño que alteran en forma significativa la calidad de vida de los pacientes.

Para diagnosticar estas patologías es preciso registrar la respiración durante el sueño. Ahora, médicos de la Universidad de Stanford de California, en Estados Unidos, del Hospital Bernardino Rivadavia (HBR), en Buenos Aires, y de otros centros de salud, reunieron evidencia que demuestra que los dispositivos inteligentes portátiles pueden resultar una alternativa eficaz a estudios de laboratorio más complejos.

Los especialistas eligieron una aplicación de la empresa Apple llamada “Quit Snoring”, la cual permite grabar una noche completa de sueño, reproducir la grabación sonora en su totalidad y graficar las variaciones de decibeles producidas por los ronquidos.

En el estudio, nueve personas usaron sus teléfonos inteligentes para grabar su respiración mientras dormían en su casa y posteriormente fueron evaluados con equipos convencionales (polisomnografía nocturna con oximetría de pulso) en el laboratorio de sueño de Stanford. Los investigadores observaron una concordancia del 90 al 99 por ciento en el número de ronquidos obtenidos por ambos métodos.

Uno de los autores, el doctor José David Abdullatif, del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Rivadavia, explicó a la Agencia CyTA-Leloir que las aplicaciones en celulares, tablets u otros soportes no reemplazarían  un estudio polisomnografico en un laboratorio de sueño, pero “sí constituiría una herramienta útil, simple, de bajo costo y accesible para individuos con sospecha de trastornos respiratorios del sueño”.

El paciente podría programar su teléfono durante siete días para que registre su actividad respiratoria durante sus horas de sueño y a continuación, concurrir al médico especialista para que evalúe los datos y sugiera, eventualmente, estudios adicionales. “Se podrían utilizar como un complemento inicial de los estudios de diagnóstico definitivos”, subrayó Abdullatif, quien también integra el Instituto Ferrero de Neurología y Sueño de Buenos Aires.

De todos modos, agregó, “hacen falta más trabajos para confirmarla validez de esta herramienta”.