Matías Manna

En un minuto los dos mundos. En casi la misma jugada, el día y la noche. Antes del primer gol convertido ante Banfield, se pudo observar dos maneras bien disímiles de construir una jugada ofensiva en Rosario Central. Minuto 27: Valentini lanza una pelota larga, alta y a dividir. Minuto 28: Nery Domínguez intercepta un balón y cambia el sentido de la jugada con un pase largo, profundo y con buen destino.

Hace algunas semanas decíamos que Central elige el juego directo. Sus centrales se sienten cómodos lanzándole pelotazos a Toledo. Algunos van bien, otros parecen arrojarse desde lo alto de la Usina Sorrento: imposible que el juego continúe.

Pero también el equipo sabe jugar y asociarse en muchos minutos. Cuando lo dejan, Nery impone pase y mejora el contexto de sus compañeros. El jugador preferido de esta columna, aquella piedra angular desde antes que debute como titular, hoy no para de recibir obstáculos. Primero de los rivales que ya dan cuenta de la necesidad de ponerle marcas al 5 canalla. Segundo de ese mandato que dice que en ese puesto hay que ser aguerrido y, primero, entorpecer el juego y no arriesgar.

Los partidos se le cierran a Central si la pelota no pasa por Nery y además porque los rivales no paran de agruparse en su zona defensiva y de estudiar al conjunto de Russo. Lo miran por TV, lo graban e intentar descifrarlo. El cuerpo técnico que no hace eso hoy, está perdido. Y todos saben que es mejor que salga Valentini con pelotazo largo a que salga Nery. O que es más fácil tratar de obstaculizar a Toledo luego de un balón largo que en una jugada de toque, aunque el 9 se la banca y bien de espaldas (algunos en Twitter ya se animan con el #SoldadodeToledo).

Central debe salir del molde y en algunos minutos Nery debería rotar su posición, tal vez algunos metros más atrás para iniciar el juego canalla, y arruinar el plan destructor rival. Evitar ser previsible es una característica que hacen los equipos que evolucionan en su juego.

La defensa y la orquesta armonizada

Del inicio del torneo a esta racha positiva, el cambio más grande se produjo en el sentimiento que brinda la defensa de Rosario Central. Se siente segura, sólida, gana los 1vs1 y no le generan muchas ocasiones. Hay una expresión muy usada en Holanda para describir a una defensa endeble de esas que hacen que los delanteros se cuelen con facilidad. La llaman gatenkaas*. Kaas quiere decir queso en holandés y gaten, agujeros. Un queso de agujeros. Un queso gruyer. Central pasó de una defensa "gruyer" o una defensa "sardo argentino" (queso de corteza y pasta dura).

El clima es otro. Central primero y seguro. Hoy podemos imaginar a algunos simpatizantes televisivos canallas disfrutando de un buen queso mientras juega su equipo. A los que van a la cancha, seguro notaron el cambio de clima. En agosto de 2012, comienzo de este torneo, había llantos, desesperación. Frente a Banfield, todo el estadio coreó el "ole, oooole". La orquesta canalla se armonizó. Vuelvan a leer "pautas para armonizar la orquesta canalla", primera columna de esta sección y notarán la diferencia.

*WINKELS, Edwin (2010), "Escuchando a Cruyff. Su vida y su fútbol en 150 frases".

El autor:

(*) Matías Manna (@matiasmanna) es autor del libro Paradigma Guardiola (Ara Llibres), creador del blog que lleva el mismo nombre. Entrenador de fútbol profesional y asesor e integrante de cuerpos técnicos de nivel internacional, nacional y regional. Egresado de la carrera de Posgrado Comunicación Digital Interactiva (Universidad Nacional de Rosario) – Licenciado en Periodismo (UNR). Docente universitario. Gestor de @ParadigmaPep, medio de comunicación rosarino con más seguidores en Twitter.