Con el de este viernes 25 de septiembre ya son 5 los cadáveres encontrados entre Soldini y Pérez. Los lugares elegidos para cometer los crímenes o dejar los cuerpos están alejados de los cascos urbanos.

El primero de los casos se dio por el mes de febrero. En esa ocasión las víctimas fatales fueron dos, un hombre y una mujer. Tras investigaciones se determinó que conformaban una conocida pareja de delincuentes. El hecho se dio el 19 de febrero y los cuerpos encontrados por lugareños en un camino rural mostraban signos de numerosos disparos. Ajuste de cuentas fue la hipótesis con la que se manejaron en la Justicia tras el hecho.

A menos de un mes, otro cuerpo fue encontrado en la zona. En esta ocasión también en un camino rural pero entre Pérez y Soldini en el conocido "camino al cementerio" y Las Américas. En el sitio el cuerpo de un hombre mayor de edad yacía ese 28 de marzo en una zanja con un disparo en la sien. Días después se supo que la persona hallada sin vida era un trabajador de 49 años con domicilio en Chabás. Las primeras estimaciones de la PDI se centraron en la hipótesis de un asesinato en ocasión de robo. El cadáver presentaba indicios de haber sido desplazado hasta allí  dado que no había manchas de sangre en el lugar.

Meses más adelante, el 29 de julio también en un camino rural, fue encontrado un joven asesinado a balazos. Su cuerpo había sido dejado entre los cañaverales del nombrado como camino Cereseto.

Por último este 25 de septiembre y como para culminar con una saga de muertes violentas y dudosas, en el Camino Nuevo a Soldini un hombre de alrededor de 30 años fue encontrado con siete impactos de bala en su cuerpo.

En todos los casos llama la atención no solo la saña con la que se les dió muerte a las víctimas, sino además que mientras que la pareja asesinada a principios de año fue ejecutada en el lugar, en el resto de los casos no se descarta la hipótesis de que los cuerpos hayan sido depositados una vez poducida la muerte.

Al parecer lo descampado de la zona y la poca ronda policial en horas de la noche dan el marco perfecto para que los asesinos se muevan con total naturalidad a la hora de abandonar los cuerpos.