En el juicio a la presunta banda conocida como Los Monos se escucharon los diálogos telefónicos entre los supuestos miembros y se vieron las armas secuestradas en domicilios de los imputados. En el comienzo de la cuarta semana del proceso judicial, la Fiscalía intentó mostrar qué hacían con el dinero obtenido producto de actividades aparentemente ilícitas. 

En una jornada donde desfilaron 17 testigos citados por la Fiscalía, la estrategia de la acusación pasó por exhibir cómo manejaban el dinero los integrantes de la presunta asociación ilícita. En otras palabras, Gonzalo Fernández Bussy quiso mostrar los bienes que tenían, las maniobras que realizaban y cómo las pagaban.

La quinta de Pérez, los arándanos y el cartel de venta

Los dos dueños del terreno donde luego se levantó la famosa “mansión” de Los Monos manifestaron que las hectáreas adquiridas fueron usadas para un emprendimiento de arándanos, que después resultó fallido. Al tiempo uno de ellos colocó un cartel de venta en el tejido perimetral del lugar hasta que recibió una llamada.

"La llamada fue un martes o miércoles y el encuentro se hizo el viernes o sábado. Fue corto el trámite. Vinieron a mi casa, me preguntaron si vendía y cuánto pedía. En ese momento no lo pudimos hacer porque mi socio estaba en Córdoba". 

Según el documento que figura entre las fojas 10.293 y 10.294 del cuerpo 44 del expediente, la venta fue hecha por 288 mil pesos a Vanesa Barrios –pareja de Guille Cantero– y a su primo.

La casa del “Corralito” con plata por adelantado

Los dos ex propietarios de una vivienda ubicada en Mosconi y Vera, en Funes, también se presentaron este lunes. Al ser consultados por la fecha de la adquisición del inmueble ambos expresaron no recordar con precisión, aunque señalaron que fue en la época del “corralito” y por ese motivo vinculaban la operación con el período de crisis del país.

Esa casa fue vendida a Mariano Ruiz –ya condenado en un abreviado–, quien aparentemente hacía circular el dinero de la presunta banda. Uno de los ex dueños relató que recibió el pago por adelantado “varios meses antes” de hacer la escritura, que se llevó a cabo a nombre de su hermano Agustín, también imputado en el juicio. 

El otro ex propietario contó que la operación con Mariano Ruiz fue hecha porque mantenían una relación de “confianza” después de que el condenado como miembro de la presunta banda le comprara un taxi por 46 mil dólares. “No le gustaba firmar papeles. Todo de palabra. No lo veía seguido. Las veces que lo vi manejaba una Hilux doble cabina, un Audi A3, un Honda o un Volkswagen Fox”, añadió.

Mariano y Agustín Ruiz también fueron mencionados cuando a través de un ex agente de la Tropa de Operaciones Especiales se abordó un allanamiento en un taller de Entre Ríos al 2000. Allí, se secuestró un auto marca Peugeot que Mariano había puesto a nombre de su hermano, según relató el testigo.

Otro vehículo de Mariano Ruiz fue traido al juicio, cuando el mismo uniformado habló sobre un allanamiento en una cochera ubicada en barrio Pichincha. “El juzgado tenía una llave de Ruiz porque había sido secuestrada en un procedimiento en Buenos Aires. Fuimos con orden, entrevistamos al personal, revisamos una Audi Q3 blanca, secuestramos documentación y el auto”, indicó.

“(El personal de la cochera) nos dijo que lo usaban poco y que pagaban siempre por adelantado”, añadió.

Las refacciones y la bolsa con plata

Personas que en su momento tuvieron el trabajo de refaccionar o ampliar viviendas que pertenecían a integrantes de la presunta organización también contaron qué tareas les fueron encargadas y cuáles realizaron.

Un maestro mayor de obras señaló que una persona que trabaja con él recibió el llamado de Silvana Gorosito –pareja de Ramón Machuca– para hacer una remodelación en Hilarión de la Quintana al 1100. Agregó que hicieron una planta alta y que el lugar en sí estaba integrado por cuatro terrenos.

Además, manifestó que el pago al personal de obra era semanal y acorde a las horas trabajadas. “Pagaban en bolsas”, dijo. Luego contó que Gorosito también solicitó que hagan un trabajo en un inmueble ubicado en Funes, en Los Olmos al 400.

En tanto, una arquitecta recordó haber sido llamada por Vanesa Barrios para presentar proyectos para refaccionar dos domicilios situados en Granadero Baigorria. En uno se construyó una planta alta y en el otro simplemente presentó un croquis.

El pescador nervioso y las embarcaciones

Uno de los testigos más mencionados en la jornada de este lunes fue un pescador que cuidó supuestamente dos embarcaciones de la presunta banda. De acuerdo con la información que figura en el expediente, el hombre de 63 años había manifestado que creía que eran de la familia Cantero. Sin embargo, en la audiencia expresó que jamás expresó esas palabras. 

Aturdido por los términos técnicos y por el escenario, el testigo pidió en algunas ocasiones que le repitieran las preguntas. Incluso pidió disculpas en más de una ocasión al presidente del tribunal por no comprender ciertas incidencias entre el fiscal y el abogado Carlos Varela. 

“Cuando me allanan (en Uriburu y el río) me tiraron todo. Estaba Prefectura también (además de las Tropas de Operaciones Especiales). Ellos decían que las lanchas eran de los Cantero. Yo no lo sabía. A mí me pagaba un muchacho de apellido González”, señaló. Después de esa declaración, Varela anunció que presentará una denuncia por falsedad ideológica a las personas que confeccionaron el acta de procedimiento por entender que incluyeron palabras que él no mencionó, a pesar de tener su consentimiento a través de la firma del documento.