La osteoporosis es una enfermedad caracterizada por la reducción de la masa ósea, que no presenta síntomas por lo que se la llama “enfermedad silenciosa”. Aparece con mayor frecuencia en mujeres posmenopáusicas y en personas de tercera edad de ambos sexos. Sin embargo, su desarrollo viene condicionado tanto por factores genéticos propios de cada organismo como por hábitos y conductas vividas desde la niñez.

Así, la prevención de la osteoporosis comienza con un óptimo crecimiento y desarrollo óseo durante la niñez, adolescencia y juventud ya que la masa ósea adquirida durante ese período es un factor determinante del riesgo de sufrir osteoporosis y fracturas como consecuencia de la afección. A mayor masa ósea máxima, menor es el riesgo de osteoporosis. Se estima que un 10% de incremento del pico de masa ósea en la infancia reduce el riesgo de padecer fracturas osteoporóticas durante la edad adulta en un 50%.

En las niñas, la masa ósea acumulada entre los 11 y 13 años equivale a la cantidad que perderá durante los 30 años posteriores a su menopausia por lo que una dieta pobre a nivel nutritivo, poca vida al aire libre y la falta de ejercicio regular especialmente entre los 10 y los 18 años puede resultar en huesos frágiles en la adultez.

En la osteoporosis la densidad y la calidad de los huesos están reducidas por lo que el riesgo de las fracturas está muy incrementado. Se estima que 1 de 4 mujeres posmenopáusicas con osteoporosis que han sufrido una fractura vertebral, sufrirán una nueva fractura (tanto vertebral o localizada en otra zona) en el plazo de un año.

Diversos estudios médicos demostraron que dietas pobres en calcio o altas en fósforo producen disminución generalizada de la masa ósea. Entre los factores de riesgo se encuentran el consumo excesivo de alcohol, la ingesta exagerada de proteínas o fibras, el consumo de tabaco y cafeína, ingerir sal en exceso y el sedentarismo. Se denominan “factores decalcificantes” ya que impiden la correcta asimilación del calcio.

Las recomendaciones para prevenir la osteoporosis incluyen:

Una dieta saludable, equilibrada y rica en calcio y vitamina D. Por ejemplo con lácteos descremados y sus derivados, pescados, legumbres, frutas secas.

Evitar dietas para bajar de peso que impliquen “pasar hambre” ya que generan un desbalance metabólico.

Moderar la ingesta de bebidas cola, alcohol, sal, proteínas y fósforo.

Realizar actividad física de manera periódica con ejercicios que contribuyan al equilibrio, la fuerza y la postura.

Evitar el tabaquismo y, en el caso de los niños, evitar que sean fumadores “pasivos”.

Fuente: revistabuenasalud.cl