Una de las grandes divisiones que hay en el mundo estudiantil se da entre los que estudian con música de fondo, y quienes no soportan ni que vuele una mosca cuando agarran los apuntes. Y la pregunta que queda flotando es: ¿nos distrae o nos ayuda a concentrarnos?

De acuerdo a un estudio de la Universidad de Stanford, la música que incluye letras tiene un efecto negativo sobre la memoria cuando leemos o escribimos, aunque las consecuencias son menores cuando se realizan trabajos de matemáticas, según publicó el sitio Universia.

Por otro lado, otra investigación que analizó los efectos de la música de fondo en el desempeño de niños de 10 a 12 años demostró que aquella con ritmos tranquilos y relajantes tiene consecuencias positivas sobre el desempeño de los niños. Por ejemplo, promovió un mejor desempeño en aritmética y en ejercicios de memoria.

Y los resultados fueron mucho mejores estudiando con música suave que en ambientes sumamente ruidosos. El consejo es que lo que suene sea un patrón repetitivo, un pulso constante y no estridente, lo que favorece la concentración. Por otro lado, si vas a crear una lista de reproducción, hacela bien larga para que no tengas que interrumpir el estudio una vez que se termine.

Entonces, ¿conviene o no? Dependerá de cuatro variables que la música tenga efectos positivos o negativos a la hora de estudiar: el tipo, la materia que se estudia, el ambiente y cómo uno se sienta más cómodo.