Las crónicas policiales este 2014 no tuvieron descanso y casi como una saga de acción, suspenso y hasta de terror, las últimas muertes resonaron más fuerte por estar ligadas a la mega causa "Los Monos".

Los que más impactaron, por haber sufrido amenazas previas a los fatales desenlaces fueron el asesinato de Luis Bassi. padre de "Pollo", quien está preso en Entre Ríos procesado por el homicidio de Claudio Pájaro Cantero, líder de la banda de los Monos, a quien además ya le mataron por ese "ajuste" a dos hermanos. 

Luego la de Norma Bustos, madre de Lucas Espina, el joven asesinado un año atrás a metros de s. casa de Pavón al 4651 en el barrio La Tablada. La mujer había denunciado la venta de drogas en su barrio. Y . mediados de diciembre, cuando la mayoría está programando las fiestas de fin de año, Miguel Angel Damario, padre de Milton sindicado como quien apretó el gatillo el día del homicidio del Pájaro, fue asesinado a balazos cuando circulaba en su motocicleta por la zona sur.

Estas muertes con nombre propio tienen además la singularidad de haber sido perpetradas, una por mes. Bassi el 21 de octubre, Bustos el 20 de noviembre y Damario el 14 de diciembre. Sin embargo, más allá de las coincidencias o los datos singulares que surgen en torno a las mismas, el problema va más allá. El creciente enfrentamiento ya no solo se trata d. bandas que se disputan el control del territorio, sino que la "guerra" por el negocio le fue dejando lugar a la venganza, una venganza que parece siempre girar en torno a la muerte del "Pájaro" Cantero.

Con más de 230 muertes violentas en total, queda al descubierto que en Rosario como en muchas otras ciudades, las economías ilegales que aprovechan la situación de vulnerabilidad de los jóvenes que viven en situación de riesgo, la carencia de políticas públicas acertadas para combatir el problema del narcotráfico desde la base a la cúspide, sumados muchas veces a la complicidad policial, dan lugar a que la llamada "guerra contra las drogas" siga sumando fracasos.

La falta de motivación, el materialismo y en gran medida el no fomentar trabajo e intereses a los jóvenes son también parte del problema. Las instituciones parecen haber perdido más de una batalla, pero quiero pensar que no la guerra. Lo que sucede, creo, es que el narcotráfico es un "negocio" en constante mutación y las estrategias para su lucha no logran moverse con la misma agilidad.

Es cierto que las soluciones rápidas no existen, pero la lentitud hace que sea casi imperceptible ver resultados contundentes. No existe una fórmula mágica, lo se, pero solo cuando las "empresas" narco vean reducido el número de clientes, para lo cual se debería trabajar más desde la educación e inclusión y los llamados soldaditos puedan acceder a un trabajo genuino, cuando los narcos ya no tengan contactos policiales o en el ámbito político, tal vez y solo tal vez, la utopía de un mundo menos violento a causa de la droga, se transforme en realidad...