Un equipo de investigadores de la Universidad de Oviedo analizó 7.725 cuestionarios realizados . estudiantes de 13 y 14 años, durante el curso 2010-2011, sobre los efectos que produce hacer las tareas escolares en casa.

En el estudio los investigadores pretendían analizar la relación que existe entre realizar deberes y el rendimiento académico. Comprobaron que no es una relación lineal sino una curva en "u" invertida. De tal manera que a partir de un determinado tiempo invertido en hacer deberes el rendimiento empieza a decaer. Es a los 90 y 100 minutos de realizar las tareas escolares cuando el rendimiento comienza a bajar.

El punto más eficiente es entre 60 y 70 minutos. Por trabajar media hora más se obtiene un rendimiento académico mínimo y, sin embargo, esos 30 minutos más exigen un gran esfuerzo. La ganancia por trabajar más son pocos puntos en la nota académica.

Según este trabajo, el 47,9 % de los estudiantes emplean entre 60 y 120 minutos al día en hacer sus deberes; el 26,1 % entre 30 y 60; el 20,7 % más de dos horas y el 5,3 %menos de media hora. Los alumnos que dedican muy poco y mucho tiempo a los deberes son los que puntuaron más bajo en las pruebas de Matemáticas y Ciencias que realizó la Consejería de Educación del Principado de Asturias.

Los estudiantes que realizan estas tareas sin ayuda, o casi sin ella o sólo con un apoyo puntual de los padres, es decir, que trabajan de forma autónoma logran mejores resultados académicos. Los deberes deben fomentar que el alumno pueda desarrollar el aprendizaje de forma autónoma y gestionar su propio trabajo.

Para los investigadores no cabe duda de que los deberes son una herramienta muy positiva para la enseñanza. No sólo porque contribuyen a asentar conocimientos sino porque ayudan a forjar el carácter. Generan hábitos de trabajo en el alumno, que aprende a autorregularse. Le enseñan autocontrol, autonomía, a retrasar la recompensa.

La clave está en que los profesores asignen deberes individualmente. Deberes no repetitivos, que hagan pensar al alumno, que supongan un pequeño reto, que sean estimulantes. No se trata de que los profesores agobien con deberes sino que los individualicen ya que unos alumnos están avanzados que otros. Además, los deberes son efectivos si se corrigen.

Fuente: ABC