Hernán Funes

Un grupo de muchachos de barrio Azcuénaga, en la zona noroeste, conformó una “patrulla comunitaria” para combatir la inseguridad. Tienen garitas, motos y un auto; cobran “una colaboración” por semana y los vecinos los reconocen. Están fuera de cualquier regulación, pero buscan “apoyo político” para “encuadrar” su trabajo, según contaron.

Milton, uno de los cuatro integrantes del grupo, le explicó a Rosario3.com que empezaron “acompañando a la gente cuando se bajaba del colectivo, guardaba el auto o cerraba el negocio”. En medio del lanzamiento de la Policía Comunitaria, ellos aseguran que “hacen lo mismo que nosotros hacemos desde hace un tiempo”.

Al no tener trabajo, empezaron a cobrar. Hoy les “colaboran” con unos 30 pesos por semana. Están entre las 23 y las 6 de la mañana de Mendoza a Pellegrini y de Teniente Agneta a Solís. “Nos pagan como pueden”, dice Milton.

Con el dinero recaudado hicieron garitas, compraron balizas azules para el auto y las motos, y le ponen nafta a los vehículos. “Y llevamos una moneda a casa también, nos sirvió como un trabajito”, señala Milton.

Al grupo, una especie de autodefensa, lo conforman chicos de 21, 25 y 31 años y uno ya no tan “pibe” que tiene 48. “Al haber desempleo empezamos a buscar la forma de conseguir dinero y una de las posibilidades que vimos fue la de dar seguridad y tranquilidad a la gente”, cuenta.

Ellos aseguran que “hay confianza con los vecinos”, que los llaman por teléfono para avisarles que están llegando o saliendo. “Es una cuestión de prevención”, aseguran. Detrás hay historias de peleas a golpes de puño, corridas y hasta detenciones junto a la policía.

¿Armas? “Te digo la verdad. Como está el tema tenés que andar con algo”, respondió Milton, aunque asegura que lo primero que hacen ante un problema “es llamar a la policía o tratar de dialogar”.

Hace pocas semanas fueron al Concejo Municipal a contar su experiencia. “Queremos encuadranos, blanquearnos”, repite Milton. “Somos pibes y estamos saliendo adelante y poniendo el pecho”, cerró.