Las inmunoterapias se utilizan en el mundo desde hace más de cien años para regular la respuesta del organismo frente a distintos problemas de salud derivados de un funcionamiento anómalo del sistema inmune, como tumores, infecciones o alergias. Concretamente sobre estas últimas se concentra un grupo de científicos de La Plata liderado por Guillermo Docena, investigador independiente del CONICET en el Instituto de Estudios Inmunológicos y Fisiopatológicos (IIFP, CONICET-UNLP) y presidente de la Sociedad Argentina de Inmunología.

“Desde hace más de 15 años nuestra línea de investigación está enfocada en las enfermedades inflamatorias que afectan al intestino, y dentro de ellas estamos concentrados en el desarrollo de estrategias de modulación de la respuesta inmune contra alergias, especialmente alimentarias”, explica Docena. En este sentido, la búsqueda es doble: el equipo no sólo experimenta con distintos alérgenos -sustancias que inducen una reacción de hipersensibilidad o alergia-, sino que también prueba la eficiencia de diversos tratamientos utilizando las mucosas nasal, oral y sublingual.

Más allá de los avances científicos en el tema a nivel mundial, el gran problema de las inmunoterapias siguen siendo los efectos adversos que se producen durante el tratamiento, “y el escaso conocimiento de los mecanismos que se inducen para controlar el funcionamiento desregular del sistema inmune”, señala el investigador. “En todos los ensayos con personas alérgicas hay entre un 10 y 20 por ciento que desarrolla una reacción llamada anafilaxia, que puede ser muy grave porque afecta órganos centrales como pulmón y corazón”, agrega.

Por esta situación es que se están estudiando variantes que minimicen las respuestas contraproducentes. “Está probado que la administración del alérgeno en cantidades pequeñas pero de manera creciente y sostenida genera mecanismos regulatorios del sistema inmunológico en lugar de producir una reacción exagerada”, explica Docena, quien junto a su equipo analiza la combinación de fracciones de alérgenos con distintos agentes que permiten aumentar la eficacia del tratamiento, conocidos con el nombre de adyuvantes.

En este momento, trabaja en la caracterización de dos de ellos provenientes de bacterias, en un caso en colaboración con un laboratorio de Alemania e Inglaterra, y en el otro con un equipo científico del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas – Instituto Tecnológico Chascomús (IIB-INTECH, CONICET-UNSAM). “En ambos trabajos desarrollamos métodos con los que logramos revertir completamente la alergia experimental en animales”, cuenta el experto.

Los experimentos se realizan empleando un modelo de ratones diseñado especialmente para sufrir alergias, ya que la enfermedad no existe esta especie por su base genética. Fue así que mediante un protocolo de sensibilización consistente en la inducción de una inflamación en el intestino, lograron roedores con un sistema inmunológico muy parecido al de pacientes alérgicos a distintos alimentos, aptos para los ensayos con diferentes procedimientos terapéuticos.

Desde el IIB-INTECH, la investigadora independiente del CONICET Juliana Cassataro explica que el adyuvante obtenido consiste en una proteína llamada OMP16, obtenida de una bacteria. “Anteriormente nosotros ya habíamos observado que desviaba o cambiaba la reacción inmune en casos de enfermedades infecciosas. Ahora, en las pruebas con el equipo de Docena comprobamos que también funciona muy bien redirigiendo la respuesta patológica hacia una no patológica en casos de alergia alimentaria”, describe la especialista.