La diabetes es a menudo el resultado de la obesidad y de las malas decisiones en la dieta, pero para algunas personas mayores la enfermedad podría ser simplemente una consecuencia del envejecimiento. Una investigación que se publica en «Nature» ha descubierto que la diabetes, o resistencia a la insulina que se produce con la edad, en ratones delgados tiene una causa celular diferente a la de la diabetes que se produce por el incremento del peso, la diabetes tipo 2. Es decir, señalan los investigadores Ronald Evans y Ye Zheng, podríamos estar ante un nuevo tipo de diabetes, diabetes tipo 4.

«Muchos de los casos de diabetes en el anciano no se diagnostican debido a que no tienen los factores de riesgo clásicos de la diabetes tipo 2, como la obesidad», dice Evans, del Instituto Salk y autor principal del nuevo estudio. «Esperamos que nuestro descubrimiento no solo sirva para diseñar a la terapéutica, sino también un mayor reconocimiento de la diabetes de tipo 4 como una enfermedad distinta."

En las personas sanas, el páncreas produce insulina, pero en las diabéticas, sin embargo, este proceso se rompe: o bien no se produce insulina como en respuesta a una comida o las células musculares y hepáticas no responden a la insulina, y se produce resistencia a la insulina. En estas dos situaciones el azúcar permanece en el torrente sanguíneo durante periodos más largos, dando lugar a una serie de problemas de salud que van desde la pérdida de extremidades a la muerte.

Similar al azlhéimer

Existen dos tipos definidos de diabetes: tipo 1, que aparece con mayor frecuencia en la infancia cuando el páncreas deja de producir insulina, y tipo 2, que se caracteriza por la incapacidad del cuerpo para responder a la insulina y que se atribuye al sobrepeso. Pero existe un tercer tipo diabetes que tiene síntomas que imitan la enfermedad de Alzheimer. Y además, se produce en personas delgadas.

Evans, tras ver a un familiar desarrollar este tipo de diabetes a pesar de estar delgado, se propuso averiguar qué es lo que estaba pasando. Así, comparó los sistemas inmunes de los ratones sanos, de animales con diabetes relacionada con la obesidad y de otros con diabetes relacionada con la edad. De esta forma vieron que los ratones con la enfermedad relacionada con la edad tenían niveles anormalmente elevados de células inmunes, llamadas células T reguladoras (Treg) dentro de su tejido graso, mientras que los ratones con diabetes tipo 2 tenían niveles normales de células T reguladoras dentro del tejido, a pesar de tener más tejido adiposo.

«Hemos hecho un censo de las células inmunes en la grasa de estos ratones», señala Sagar Bapat: «Simplemente contando los tipos de células vimos que había más células T reguladoras en los ratones de más edad con diabetes que cualquier otro grupo»."

Normalmente, explica Bapat, las células Tregs ayudan a calmar la inflamación. Debido a que el tejido graso está en constante descomposición y construcción guarda una copia de seguridad que almacena y libera energía, requiere bajos niveles de inflamación para remodelarse constantemente. Pero a medida que se envejece, sugiere el estudio, las células Tregs se acumulan gradualmente en la grasa y llegan a un punto en el que bloquean completamente la inflamación en el tejido graso, por lo que pueden causar depósitos de grasa al acumularse dentro de las áreas invisibles del cuerpo, incluyendo el hígado, lo que termina por producir resistencia a la insulina.

Terapia eficaz

Cuando los científicos bloquearon las células Treg vieron que los ratones no desarrollaban diabetes tipo 4. Sin embargo, si los ratones se volvían obesos, el bloqueo de las células T reguladoras en grasas no impedía la resistencia a la insulina. «Resulta que para este tipo de diabetes, el tratamiento correcto no es perder peso -señala Evans-, sino destruir estas células», Y la buena noticia es que los investigadores han demostrado que es posible hacerlo, lo que abre una ventana al tratamiento de la diabetes tipo 4.

Los investigadores quieren ahora saber exactamente cómo Tregs interactúa con el tejido graso y si las células inmunitarias se acumulan en otros órganos durante el envejecimiento normal. También están planeando estudios para ver si los resultados son válidos en humanos.