La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, inició este jueves su segundo mandato consecutivo al frente del gobierno del país vecino con las promesas de realizar ajustes en las finanzas públicas que no vulneren derechos constitucionales y de ser intolerante con la inflación, y aseguró que facilitará la apertura de los negocios en la séptima mayor economía del mundo, a la vez que sentenció que “lo imposible se hace ahora, los milagros quedan para después”.

Dilma destacó la necesidad de reformas para reimpulsar la expansión de la economía para revertir el bajo crecimiento registrado en 2014, año en que fue reelecta en el balotaje de octubre, donde se impuso por un margen de solo 3 puntos sobre el candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), Aecio Neves, y logró el cuarto mandato consecutivo para el Partido de los Trabajadores (PT).

"Más que nadie sé que Brasil necesita volver a crecer y los primeros pasos para ello pasan por un ajuste fiscal y un aumento del ahorro público, pero haremos eso con el menor sacrificio posible para la población, en especial para los más necesitados", dijo en el discurso que da inicio a su segundo mandato de cuatro años.

También aseguró que en estos cuatro años de gobierno completará la construcción de unas 7 millones de viviendas a través del programa de vivienda popular Mi Casa Mi Vida, que puso en marcha en su primer gobierno.

La mandataria fue saludada por miles de manifestantes al recorrer en un Rolls Royce abierto un trecho de la Explanada de los Ministerios en Brasilia hasta el Congreso, acompañada por su hija, Paula.

Ya en el Congreso la presidenta prestó juramento para el nuevo período, que culminará el 1 de enero de 2019, acompañada por los jefes del Senado, Renan Calheiros; de la Cámara de Diputados, Henrique Eduardo Alves; del Supremo Tribunal Federal (STF), Ricardo Lewandowski; y de autoridades extranjeras, entre ellos los presidentes de Uruguay, José Mujica, y de
Venezuela, Nicolás Maduro y de otros 11 países.

La mandataria dijo que el lema de su gobierno será "Brasil, patria educadora", y afirmó que "sólo la educación libera al pueblo y le abre las puertas de un futuro próspero", según consignaron las agencias Efe y Brasil247.

En el área de política exterior, Rousseff dijo que su gobierno se empeñará en fortalecer el Mercosur, la Unasur y la Celac, sin discriminación de orden ideológica. También destacó la necesidad de mejorar las relaciones con Estados Unidos.

La reelecta mandataria brasileña destacó los logros obtenidos por el ciclo de gobiernos del Partidos de los Trabajadores (PT) e indicó que "tenemos la primera generación de brasileños que no vivió la tragedia del hambre".

En este punto, la mandataria agradeció el apoyo del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien fue su principal mentor para llegar a la presidencia, al que calificó como el "mayor líder popular de nuestra historia".

Además, se refirió a la crisis que alcanza a la petrolera estatal Petrobras y convocó a un pacto nacional contra la corrupción.

“La realidad actual sólo reafirma nuestra determinación de implantar una fuerte estructura de control", dijo Dilma. "Tenemos muchos motivos para defender nuestra Petrobras de depredadores internos y enemigos externos. Por eso vamos a investigar con rigor todo lo errado que fue hecho y fortalecerla cada vez más".

La presidenta también recordó su lucha contra la dictadura militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985, en la que fue presa y sufrió torturas, y el cáncer que la afectó antes de llegar a la presidencia, y dijo que se considera una sobreviviente.

Previo al discurso, luego de las fórmulas de rigor en una ceremonia que comenzó con la interpretación del himno nacional por parte de la banda de fusileros navales, Rousseff, de 67 años, y Michel Temer, un abogado de 74 años, fueron investidos por el titular del Senado, Renan Calheiros, como presidenta y vicepresidente de Brasil, respectivamente.

La mandataria se trasladó al Palacio de la Alvorada, sede del gobierno, donde pondrá en funciones a los 39 ministros de su nuevo Gabinete, y posó para la fotografía oficial de la investidura. Más tarde, en el cercano Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, será ofrecido un cóctel para las autoridades extranjeras y otros cientos de invitados, con el que se pondrá fin a las ceremonias.

En Itamaraty la mandataria tendrá una reunión privada de diez minutos con el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, y otra con la directora general de la Unesco, Irina Bokova.

A la ceremonia de investidura asistieron los presidentes de Bolivia, Chile, Costa Rica, Paraguay, Uruguay y Venezuela, así como los vicepresidentes de China, Estados Unidos y Argentina -en ese orden los mayores socios comerciales de Brasil- y delegaciones de otros 70 países.