Los alumnos que cursan estudios de nivel medio en Mendoza (DGE) podrán estudiar desde sus casas por internet, a partir de la decisión de la Dirección General de Escuelas de esa provincia. La iniciativa está enfocada en los adolescentes indisciplinados o que superaron el tope máximo de 20 inasistencias, considerados por el sistema educativo como “conflictivos”.

La idea –sostienen desde la dirección de Educación Secundaria– es que cuando la escuela no pueda contener a esos alumnos y se agoten las instancias previas, el supervisor determinará que completen su escolaridad a través de la virtualidad, acompañados por un tutor.

Apenas difundida, la medida despertó no pocas críticas, no sólo por su dudosa eficacia en esos casos puntuales a la hora de facilitar el aprendizaje, sino también por tratarse de la escolaridad secundaria, en la que los alumnos están aún en proceso de formación.

En ese sentido se inscribe la explicación de la profesora Cristina Alberdi, directora del Centro de comunicación y educación a distancia de la facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales (UNR), quien definió el objetivo de esa modalidad educativa, en diálogo con el programa “A la Vuelta” (Radio 2).

“La educación a distancia no nació con el espíritu de excluir, sino de incluir, y en el caso del proyecto que pondrán en marcha en Mendoza, se la toma más como una sanción a los alumnos que no se adaptan a la escolaridad tradicional, y como una solución mágica a un problema que se quieren sacar de encima. Eso está muy alejado de lo que es la educación virtual o educación mediada con tecnología o internet a distancia”, dijo la especialista.

“La educación es fundamentalmente social, aprendemos socialmente, con nuestros pares y en todo caso –aclara– si se implementa un programa de educación a distancia, se debe generar la posibilidad de un trabajo en grupo, integrativo, colaborador y no propender al trabajo del alumno aislado”.

¿Cuándo se justifica la educación secundaria a distancia?

“La educación a distancia está pensada para alumnos que tienen autonomía, que cursan estudios de nivel superior. Hay programas para nivel medio, pero apuntan a facilitar el acceso a la educación por parte de alumnos que por razones geográficas o de enfermedad no pueden asistir a la institución educativa”, explica Alberdi” y agrega que “siempre se plantean desde el modelo de la integración, a través de redes sociales e internet, con tutores y diseño de materiales especializados”.

“En este caso de Mendoza, me parece imposible o dificultoso que un alumno con problemas pueda completar el secundario si se lo excluye de la escuela. Al contrario –remarca– pienso que para ese alumno esto significaría una barrera más que lo aleja del objetivo. Creo que con esta decisión no se soluciona el problema, sino que se lo corre. ¿Cómo va a aprender él solo los contenidos en un contexto familiar que seguramente no lo ayuda ni lo acompaña para que lo logre?, se pregunta la docente.

Lo que está claro, según el testimonio de los propios alumnos secundarios que cursan en distintas instituciones del país, es que la escuela, tal como existe ahora, no siempre da respuesta a las nuevas formas de aprendizaje que tienen los adolescentes.

En ese marco, es cada vez más necesario generar espacios que utilicen otras prácticas, para transformar la escuela secundaria tradicional, pensando no sólo en los alumnos con problemas de conducta, sino en todos.

¿Aprender a distancia es para todos?

Hay algunas condiciones que hacen más viable el aprendizaje mediado. En líneas generales, no hay impedimentos para cursar una carrera en forma virtual, pero sí hay ciertas características en los estudiantes que los hacen mejores candidatos a aprender internet mediante.

“Hay que tener una decisión clara de querer aprender –dice Alberdi–; y contar con determinadas habilidades como realizar un aprendizaje autónomo, manejar estrategias de lectura y comprensión y obviamente, manejar tecnologías. El alumno virtual tiene que administrar sus tiempos y trabajar con contenidos. En síntesis, se requiere que tenga cierta madurez para realizar todo esto en soledad; de lo contrario, es imposible que el alumno aprenda”, afirma la profesora.

El proyecto mendocino

En esa provincia, se aprovechó el inicio del ciclo lectivo para los alumnos que estudian en aulas virtuales por vivir en zonas rurales, para lanzar la iniciativa apuntada a los “estudiantes conflictivos”, ya que ellos usarán para el cursado, las mismas plataformas.

Si bien cada escuela deberá generar su propio proyecto de escolaridad protegida, la idea de la DGE es que cada alumno pueda acceder a través de internet a los contenidos cargados en esas plataformas y que al menos una vez a la semana concurran a su escuela para reunirse con su "profesor de enlace", que es quien los orientará en cómo acceder a los contenidos y en las técnicas de estudio a aplicar. A su vez cada área de estudio tendrá un profesor tutor que generará los contenidos virtuales, en consonancia con lo que ve el resto de los alumnos en la escuela.

Más tarde –explican– cada colegio establecerá el tiempo y forma de evaluación para estos chicos en riesgo. "Si algún alumno tiene problemas de conectividad en su hogar, ese chico podrá venir a la escuela, conectarse con el profesor que tenga a cargo los contenidos, llevarse el material en un pendrive y trabajarlo en su netbook en su casa", se encargó de aclarar la encargada de Políticas de integración digital de esa provincia, Mónica Pérez.

Según fuentes de la DGE, están trabajando para que la misma plataforma se actualice para estar disponible para celulares, y del resultado dependerá que a futuro se extienda la aplicación a la educación domiciliaria y hospitalaria.