Según cifras del 2015 del Ministerio de Salud de la Nación, sobre 151.672 decesos anuales en mujeres con causa conocida, 48.643 (el 32,1%) correspondieron a enfermedades cardiovasculares (que engloba las patologías del corazón, cerebro, aterosclerosis y demás enfermedades del sistema circulatorio), mientras que el cáncer de mama produjo 5.970, y la sumatoria conjunta de todos los tipos de cánceres alcanzó los 31.323 reportes. En definitiva, fallecen por año 8 veces más mujeres a causa de una patología cardiovascular que por cáncer de mama, a partir de lo publicado por docsalud.

El A-B-C-D-E elaborado por esta sociedad científica se resume en las siguientes recomendaciones:

A – Atender los síntomas – Muchas veces tanto ellas mismas como los propios médicos relativizan manifestaciones sin sospechar que se puede estar frente a la presencia de un infarto. Es importante que la propia persona ante determinados síntomas piense en la probabilidad de un problema cardiovascular, y que el médico no los minimice, sino que solicite los estudios y el tratamiento del mismo modo que lo haría con un varón.

B – Buscar ayuda – Ante la menor duda, siempre es recomendable acudir a la guardia médica y descartar o atender en forma temprana cualquier posible afección cardiovascular. La persona no debe quedarse esperando que se reviertan los síntomas, ya que en caso de padecer una obstrucción coronaria, está perdiendo un tiempo crucial para la realización de una angioplastia que recomponga el flujo sanguíneo y evite que su corazón sufra mayores daños.

C – Controlarse -  A partir de los 40 años, e incluso antes si se presentan condiciones como enfermedad cardiovascular en la familia, los especialistas recomiendan visitar periódicamente a su médico y conocer y controlar los valores de los factores de riesgo cardiovascular, como por ejemplo el colesterol, la hipertensión arterial o el perímetro de cintura, entre otros. Hoy se dispone de muchas alternativas terapéuticas para ayudar a combatir estas afecciones, que por otra parte si no son controladas incrementan notablemente el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular.

D – Decidir cambiar – Nunca es tarde para modificar aquellos hábitos que no nos hacen bien a la salud, como fumar, ser sedentaria, o alimentarse en forma inadecuada. Cualquier día es una buena oportunidad para tomar la decisión de abandonar conductas nocivas.

E – Manejar el Estrés – Hoy las mujeres están expuestas al mismo o a un mayor nivel de estrés que los hombres, debido a su inserción laboral y muchas veces manteniendo además su rol y su responsabilidad en los quehaceres domésticos y en el cuidado de sus hijos. Cada vez más se relacionan los eventos cardiovasculares con un mal manejo de las situaciones de estrés.