El papa Francisco condenó firmemente la corrupción, porque dice que no es un pecado más, y rechazó que los homosexuales sean marginados por la Iglesia Católica en el primer libro-entrevista sobre el pontífice que se publicará el martes.

El volumen, que lleva por título "El nombre de Dios es misericordia" y fue escrito por el vaticanista Andrea Tornielli, se publicará en más de 80 países, aunque este domingo los medios italianos difundieron ya algunos extractos.

Respecto a la corrupción, criticó con firmeza, como ya ha hecho en reiteradas ocasiones a lo largo de su pontificado, a las personas que cometen este delito.

"Hay que hacer una diferencia entre el pecador y el corrupto. El primero reconoce con humildad ser pecador y pide continuamente el perdón para poderse levantar, mientras que el corrupto es elevado a sistema, se convierte en un hábito mental, en un modo de vida", expuso el Papa.

Según Francisco, "el corrupto es quien peca, no se arrepiente y finge ser cristiano; quien se lamenta por la escasa seguridad en las calles, pero después engaña al Estado evadiendo impuestos. Con su doble vida, escandaliza".

"No es fácil para un corrupto salir de esta condición para realizar una reflexión interior. Generalmente, el Señor lo salva a través de grandes pruebas de vida, situaciones que no pueden evitar (...). Hay que repetirlo: pecadores sí, corruptos no", insistió.

En relación a los homosexuales, afirma que no deben ser marginados y recuerda sus palabras pronunciadas en el vuelo de regreso de Brasil a Roma en 2013 cuando dijo: "Si una persona es gay, busca el señor y tiene buena voluntad ¿quién soy yo para juzgarlo?".

"Parafraseé entonces de memoria el Catecismo de la Iglesia Católica, donde se explica que estas personas deben ser tratadas con delicadeza y no deben ser marginadas", apuntó.

"Sobre todo me gusta que se hable de personas homosexuales, porque primero está la persona, con su dignidad. La persona no es solo definida por su tendencia sexual: No olvidemos que somos todos criaturas amadas por Dios, destinatarias de su infinito amor", prosiguió.

Pero no solo se refierió a estos dos asuntos, sino que Bergoglio reflexiona también sobre la situación en la que se encuentran los divorciados vueltos a casar, los procesos de nulidad matrimonial o los presos que cumplen condena en las cárceles.