En medio del caos y el desorden que genera el tránsito en la Ciudad de México, un chofer de Uber, encara la realidad de una manera distinta y demuestra que es capaz de encontrar una solución allí donde otros sólo ven problemas.

Rafael Reyes nació en Bucaramanga, Colombia, en 1982, sin brazos ni piernas. Tiene 34 años y se desplaza sobre un monopatín que facilita su complicada movilidad. Sube al asiento del conductor de un salto y ayudándose con la boca y el muñón derecho pone la llave en el contacto en el auto. Dos barras de hierro que le quedan a la altura de las amputaciones le ayudan a controlar el acelerador y el freno. La dirección la maneja con el muñón izquierdo.

“Imaginarlo es difícil –señala el diario El País– pero cuando se ve en persona resulta muy natural, nada extraordinario a pesar de que lo es. Acostumbrado a que lo traten como un bicho raro, Rafael goza del anonimato que le proporciona el coche, donde los humanos pierden su condición bípeda. Solo es «un cabrón más»”, dice .

A puro ingenio, Reyes ideó su propio sistema de conducción con la ayuda de un amigo herrero.Toca el bajo con una muñequera con la que sostiene un lápiz que a la vez mantiene firme una uña, y con el otro brazo toca las cuerdas. Con un artilugio parecido toca la batería. Su cabeza hierve todo el día con ideas de este tipo que sirven para acondicionar lo que no está a su alcance.

Montó una empresa que se llama Ideas y Adaptaciones Rafael Reyes con la que produce juguetes, cucharas, cepillos de dientes, cuñas para vestirse.

Su incursión en Uber con este coche que compró en enero es la primera piedra de un proyecto más ambicioso. En las próximas semanas pondrá anuncios en prensa para reclutar a personas discapacitadas que quieran ganar un sueldo digno como chófer, hartos de que los marginen en otros oficios.

No hay una explicación definitiva a su malformación, aunque se cree que se pudo deber a que su madre fue sometida a rayos X estando embarazada. Para iniciar un tratamiento en el hospital Shriners, especializado en la atención a niños con problemas ortopédicos, la familia se trasladó a México, y aquí se quedó para siempre.

Rafael estudió ingeniería biomédica y producción musical. Comenzó a dar charlas motivacionales a gente abrumada pese a tener todas las extremidades y esta actividad se multiplicó cuando fue el protagonista de un documental de Natgeo.

“Al igual que al volante, en la vida se maneja igual de bien”, dice en su informe el periodista Juan Diego Quesada–. “En un intercambio universitario en Canadá le pidió a una amiga diseñadora que le hiciera una ropa especial para proteger los muñones de la nieve. Adaptó el patinete que se deslizaba sin control al pasar por un bloque de hielo. Viaja por todo México y algunos países del mundo y no necesita ayuda, no más que cualquiera. Los exámenes de Uber los superó sin ningún problema”.