En 2006 James Ward fue condenado a diez meses de prisión por lesiones graves. Diez años después sigue tras las rejas. El caso de Ward no es el único. Según publicó BBC Mundo, muchos otros prisioneros en el Reino Unido languidecen en prisión por un polémico tipo de sentencia introducido en 2003 y abolido nueve años depsués, el Encarcelamiento para la Protección del Público. En inglés, Imprisionment for Public Protection (IPP).

Se trata de una condena indeterminada cuyo objetivo es “proteger” a los ciudadanos de los criminales cuyos delitos no son suficientemente graves para merecer una sentencia de por vida, pero al mismo tiempo son considerados demasiado peligrosos para ser liberados cuando el periodo original de su sentencia está expirando.

La figura fue abolida en 2012 pero se cree que cientos de prisioneros aún cumplen con el IPP en las prisiones inglesas y galesas.

Para poder ser liberados, los prisioneros con IPP deben demostrar a un Panel de Libertad Bajo Palabra que ya no son un riesgo para el público y pueden ser liberados.

El caso Ward

Luego de tanto tiempo encerrado, la familia de James Ward teme por su vida. Su hermana aseguró que el muchacho padece problemas psicológicos y es incapaz de afrontar una condena tan larga. El propio Ward así lo sostuvo: “La prisión no está adaptada para acomodar a la gente como yo, con problemas mentales. Yo he empeorado”.

Desde adolescente, Ward se veía involucrado en problemas hasta que un día terminó esposado por lesiones corporales graves. Le dieron diez meses pero cuando estaba a punto de terminar el período, incendió el colchón de su celda y el juez le impuso una IPP hasta hoy.