El médico clínico es quien representa una visión global para el paciente: puede aconsejar tratamientos, prevenir y derivar a especialistas en casos de necesidad. Acudir al mismo médico de cabecera a lo largo de la vida, quien es el que mejor conoce la historia clínica del paciente, es de suma importancia para llevar un control de la propia salud.

Como explica la Dra. Carina C. Boggione, especialista en Clínica Médica (Mat. 17047/Reg. Esp. 13/0760): “La mayoría de los pacientes asisten al consultorio cuando se sienten mal porque presentan algún síntoma, como ser fiebre, tos, catarro, vómitos, dolor abdominal, cefalea, erupción cutánea, y quieren ponerse bien;  cuando necesitan una constancia porque han faltado al trabajo;  porque tienen que llevar un certificado de salud a la escuela, la facultad, el gimnasio o la pileta donde concurren; o necesitan el apto físico deportivo. Son muy pocos quienes refieren venir a vernos solo por control de rutina”.

La Dra. Boggione explica cuál es el rol del médico clínico cuando recibe este tipo de consultas: “En estos casos, debemos tratar de darle lugar al paciente y  brindarle la empatía que necesita para que nos cuente el real motivo de su visita: a veces los moviliza la muerte  o enfermedad grave de un familiar o un ser querido, y el miedo a que le ocurra lo mismo,  o un atraso menstrual y la duda del embarazo, la posibilidad a haberse contagiado alguna enfermedad venérea. Sin dejar de atender el motivo de consulta actual, todas ellas son ocasiones para  realizar acciones de prevención y promoción de la salud. También, yo suelo  invitar al paciente a una nueva consulta,  un poquito más larga, para poder armar una buena historia clínica recabando sus antecedentes personales y familiares, realizar un examen físico completo, chequear qué estudios previos tiene, y de acuerdo a todo ello, solicitar los métodos de  los screening de las distintas patologías, completar las inmunizaciones y dedicar un tiempo para la consejería.”

La Dra. Boggione explica que para personas con condiciones de riesgo estándar, (es decir sin factores de riesgo personales ni antecedentes familiar de enfermedad), los chequeos a realizar son los siguientes:

- De los 15 a  35 años aproximadamente: examen físico completo con control de presión arterial,   y peso del paciente para calcular el índice de masa corporal que nos ayudará a  valorar el  grado de desnutrición/sobrepeso/obesidad; examen de laboratorio de sangre y orina con control del perfil lipídico (colesterol); y derivación al ginecólogo para PAP anual  (como screening de Cáncer de cuello de útero) en mujeres desde el inicio de la relaciones sexuales. Si realizará actividad física: ECG en reposo, y si será deporte intenso: Ecocardiograma Bidimensional. En cuanto a las actividades de inmunización, debemos chequear  que tenga colocada las dos dosis de vacuna triple viral, la antitetánica/doble adultos/ triple bacteriana acelular cada 10 años y  las tres dosis de  vacuna anti-hepatitis b. Y luego realizar consejería en cuanto a evitar accidentes de tránsito, alcohol, drogas, tabaco, prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS), del embarazo adolescente no buscado, recomendar la práctica de  ejercicio físico aeróbico, de cumplir con las cuatro comidas básicas diarias con una dieta sana (dieta pobre en grasas y rica en calcio y fibras), y respetar las horas de sueño nocturnas.  También derivamos al  control odontológico anual.

- De los 35 a 49 años: A los estudios anteriores es preciso agregar un  control de glicemia cada tres años, control de colesterol cada cinco años, mamografía cada dos años (para screening de cáncer de mama). Si realizará actividad física: sumamos la  ergometría de 12 derivaciones para prevención de la muerte súbita y eventos cardiovasculares según recomienda la sociedad  de cardiología.

- En el grupo etáreo de 50 a 65 años: Se suman otros controles (seguimos hablando del paciente sin factores de riesgo y sin antecedentes familiares y que hasta ahora todo le viene dando normal y nunca le encontramos nada): la  TSH en el laboratorio para control de  tiroides, sangre oculta en materia fecal (utilidad discutida) y derivación al gastroenterólogo para  videocolonoscopía como screening de cáncer de colon, pedir un PSA y derivación al urólogo para screening de cáncer de próstata. Si realizará actividad física: ECG, ergometría y ecocardiograma anual. El resto de las actividades se siguen realizando siempre.

- En mayores de 65 años: solicitamos una densitometría ósea cada dos años para detectar osteoporosis, enfatizamos la  prevención de las caídas, control de audición y visión y eventual derivación a los especialistas correspondientes. Vemos si el paciente se jubiló, si tiene actividades en que ocupe su tiempo, si está solo, detectamos problemas con el sueño, de  alimentación, si hay indicios de depresión. En las vacunas es importante la antigripal anual  y la antineumococo.

Con respecto a por qué es importante que el paciente concurra en una primera instancia al clínico la doctora explica: “El clínico es quien evalúa si esa persona se encuentra dentro del grupo de pacientes  de riesgo estándar o es un paciente de alto riesgo, por ejemplo, si el paciente fuma, tiene sobrepeso, le encontramos presión alta…o si su mamá tuvo cáncer de mama a temprana edad o su padre es diabético o cardiópata porque los pasos a seguir serán otros, que podrán ser tema de una futura nota. Así cada paciente tiene los controles que corresponden, ni más ni menos.”

Consultada acerca de qué se tiene que tener en cuenta a la hora de elegir el médico clínico,  la Dra. Carina expresa: “Lo esencial es que busque alguien que le genere confianza (por sus conocimiento científicos y su trato personal) para que pueda contar su realidad, sus problemas y preocupaciones y dejarse ayudar”.