Los mercados de China y Estados Unidos se convertirán hacia 2027 en los principales consumidores mundiales de vino, en un fenómeno que refleja la caída del consumo en Europa, continente que actualmente representa el 60 por ciento de la producción de vino y cerca de dos tercios de las exportaciones globales.

Así se desprende de un informe sectorial de la consultora en comercio internacional Coface, en el que se destaca que el viejo continente afronta “riesgos y oportunidades ante el aumento del consumo de vino en China pero la mayor competitividad procedente del nuevo mundo”.

La producción vitivinícola mundial está dominada por Italia, Francia y España que, en conjunto, representan el 48 por ciento de la producción mundial, aunque cada uno con su propio modelo de producción basados en “posiciones de producto” complementarias.

El informe destaca que “los rankings han dado un vuelco, con China y los Estado Unidos convirtiéndose en los principales consumidores mundiales en 2027”.

La posición de Francia como principal consumidor mundial de vino (con 43,8 litros de vino por persona) se está empezando a estabilizar luego de su declive, en tanto que el consumo europeo también está descendiendo y registró una merma de 17.000 hectolitros entre 2003 y 2013.

De esta manera, las previsiones de Coface son que para 2027, la demanda más alta procederá de Asia a partir de la popularidad del vino que se registra en China y que se espera se acelere gracias a la creciente población de clase media, que podría aumentar el triple para 2022. 

En consecuencia, se prevé que las importaciones de vino aumenten considerablemente para satisfacer la demanda china, donde en los últimos seis años las importaciones crecieron a cerca de 1.800 millones de dólares y 238.000 toneladas de vino adicionales.

Mientras España se convirtió en el primer exportador mundial de vino en volumen en 2014, posee el modelo más vulnerable de los tres en términos de competitividad debido al posicionamiento bajo y medio de sus líneas de producto, en tanto que el posicionamiento del mercado francés se basa en la creación de valor y el italiano en una posición intermedia entre ambos.

En los tres países las superficies de cultivo están disminuyendo (un 12% menos en Francia, 20% menos en Italia y un 18% menos en España), en línea con una tendencia de producción a la baja vinculada a la reestructuración