Después de 11 años de búsqueda, la Nasa informó este viernes del hallazgo de la Beagle 2, una sonda británica que llegó a Marte a finales de 2003, pero que nunca llegó a comunicarse desde allí por un problema técnico.

La sonda encontrada formaba parte de la misión Mars Express de la Agencia Espacial Europea (ESA) y había sido diseñada para estudiar la geología del planeta, su clima e incluso para buscar señales de vida extraterrestre.

El 19 de diciembre de 2003 se separó de la sonda con la que viajó hasta el planeta rojo, y estaba previsto que se comunicase desde la superficie del planeta el día de Navidad, pero nunca llegó a hacerlo.

Hasta el momento de su encuentro, se pensó que el artefacto se había hecho añicos contra el suelo después de que los paracaídas y los airbags diseñados para amortiguar su caída fallasen. Ahora, en una rueda de prensa ofrecida por responsables de la ESA, se ha explicado que la Beagle 2 aterrizó bien, pero se quedó incomunicada por un fallo técnico. Justo después de posarse sobre Marte, los paneles solares de este aparato de algo más de un metro de diámetro deberían haberse desplegado dejando expuesta una antena de telecomunicaciones. Eso no sucedió y la sonda nunca pudo contactar con la Tierra, a pesar de estar en perfectas condiciones.

Tras años de búsqueda entre las imágenes tomadas por las sondas que orbitan el planeta rojo, la cámara HiRise, de la sonda estadounidense Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), la encontró a seis kilómetros de distancia del lugar previsto para el aterrizaje. El pequeño tamaño del artefacto, que no llegaría a los dos metros con sus paneles desplegados, lo colocaba en el límite de lo detectable y ha requerido un esfuerzo extraordinario.

"No saber qué le había ocurrido a la Beagle 2 seguía siendo una preocupación inquietante. Comprender que la Beagle 2 consiguió llegar a la superficie es una excelente noticia", afirmó Rudolf Schmidt, director del proyecto de la ESA Mars Express cuando se produjo la desaparición.