Un preso de la localidad de Viedma, en Río Negro, quiso escapar de la cárcel en un carrito para bebé, que fue ingresando al penal por su propia mujer.

Los encargados de seguridad notaron que el bulto era demasiado grande para representar sólo a un bebé o a ropa, y pidieron revisarlo y encontraron algo sorprendente: era uno de los detenidos que intentaba escapar, en complicidad con su pareja.

Según revelaron los policías presentes, el matrimonio mostraba signos de nerviosismo. Encima, el bebé rompió en llanto en los instantes previos a la salida y una de las ruedas del cochecito se trabó en el camino de tierra del lugar.

Sin mediar palabra, los guardias de la penitenciaría recapturaron al delincuente y detuvieron a la pareja