Que sí, que no. La existencia o no de personas en la ciudad que comían gatos por carencia de otros alimentos todavía genera polémica. Es que a casi 20 años del hecho, en el libro "La calle. Historias de movileros", Gabriel Russo y Edgardo Miller, desmintieron la anécdota. Sin embargo, consultada por el programa Radiópolis (Radio2), la ex concejala Josefa Villalba ratificó lo que en 1996 denunció ante el Ejecutivo municipal: en villas miserias del sur rosarino había chicos que comían gatos por necesidad.

En 1996, Villalba era concejala en Rosario por el radicalismo. Fue ella quien denunció que en inmediaciones de San Martín y Ayolas había chicos que debían comer gatos ante la falta de comida. Aunque este hecho fue negado por las autoridades de entonces e incluso se dijo que había habido un montaje periodístico, quien fuera edila local confirmó la veracidad de la situación.

“Una vez estaba con mis hijas en una paella que se hacía en San Martín y Ayolas. Vinieron dos mujeres que eran directora y docente de la escuela Isabel la Católica. Me dijeron que los chicos de allí tenían diarrea y vomitaban, que ellas no se animaban a decir nada porque temían perder sus trabajos. Entonces, les pedí que ese jueves me mandaran al Concejo a los padres de los chicos que comían gatos”, señaló en conversación con el periodista Roberto Caferra.

“No damos más, no tenemos qué comer”. Eso fue lo que le dijeron estos hombres y mujeres que la visitaron en el Palacio Vasallo. Según Villalba, optó por ir en persona a la zona junto a sus hijas: “Empiezo arriba del puente, serían las 9 de la mañana, voy caminando y mi hija me dice que mire. Había chicos que hacían un agujero en el piso y comían gusanos. Le chorreaban las lombrices de las bocas. Miro para abajo y había más de 40 cabezas de gatos. Es verdad esto”; observó.

La ex legisladora sostuvo que ante este panorama decidió mandar un telegrama al intendente por entonces, Héctor Cavallero. “Alguien agarró ese telegrama y llego a Buenos Aires”, agregó, tratando de explicar la llegada de periodistas de Capital Federal a la ciudad para contar esta historia.

De acuerdo a su testimonio, su denuncia despertó una reacción negativa en el gobierno socialista. “Me llamaron, Binner –por entonces secretario de Salud municipal– estaba enojado y queria que no saliera a decir nada. Bonfatti que era subsecretario, tampoco”, reveló.

Consultada sobre el rumor que indica que el periodista Julio Bazán, quien difundió las imágenes de la controversia, recibió dinero por inventar el hecho, respondió: “No, salieron a decir eso pero no. No hubo ningún invento, esto no daba para más, es todo verdad”, remarcó y remató: “Estoy conforme con lo que hice por la gente”.