La ingesta de leche así como de sus derivados lácteos dentro de las cantidades diarias recomendadas supone la consecución de una balance nutricional que repercute de forma positiva en la salud y el bienestar de los seres humanos.

Este alimento básico contiene unas propiedades nutricionales distintas a las de otras bebidas de origen vegetal. Este planteamiento se recoge en un informe presentado por la Fundación Española de Nutrición (FEN) y la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT).

El informe detalla que más del 70 % de la población no cubre las ingestas recomendadas de calcio, un mineral clave para el desarrollo y el fortalecimiento de los huesos, y apenas el 20 % de la población española cubre las cantidades diarias recomendadas de ácidos grasos omega-3, esenciales, entre otras cosas, para el mantenimiento de una buena salud cardiovascular y un correcto desarrollo del sistema nervioso y cognitivo.

En este sentido, el presidente de la FEN y catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad CEU San Pablo, Gregorio Varela, y el presidente de la FINUT y catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Granada, Ángel Gil, han afirmado, al dar a conocer este trabajo, que el consumo recomendado se sitúa en torno a 2-4 racionesdiarias de leche y de sus derivados lácteos, lo que equivale a entre 2 y 4 vasos.

Según los profesores, a través de diversos estudios han constatado que en las etapas en las que la población ha incrementado la toma de leche se confirma la mejora del estado de salud, así como, el aumento de la estatura.

La riqueza de las propiedades de la leche

La leche, al contrario que otras bebidas derivadas de vegetales, presenta una variedad nutricional muy rica porque contiene calcio, fósforo, magnesio, zinc, yodo, selenio y vitaminas A, D y del complejo B; presenta una cantidad muy alta de vitamina B12, matiza el profesor Gil.

Además, el presidente de la FINUT, resalta que la lactosa es el azúcar de la leche y se comporta como un hidrato de carbono que genera energía ejerciendo un efecto beneficioso en la absorción intestinal de calcio y magnesio.

Cuanto más productos lácteos de bajo contenido graso se consumen hay menor riesgo de hipertensión. Hay bastantes estudios que han confirmado también una menor incidencia de diabetes tipo 2 y se debe a que la lactosa induce una respuesta de insulina menor.

No obstante, las grasas no son tan perjudiciales como se piensa porque “los ácidos grasos saturados son importantísimos para el ser humano porque suponen una fuente de energía”. añade este nutricionista.

Además, atendiendo al tipo de leche por el que optemos tenemos los siguientes datos: la entera supone 65 kilocalorías, la semidesnatada 48 y la desnatada 37; no obstante, la cantidad de proteínas puede oscilar de 3,1 a 3,9.

Asimismo, la leche parcial o totalmente desnatada y los lácteos de composición grasa adaptada suponen una mejora para contribuir a una adecuada alimentación y nutrición.

Tampoco hay que olvidar que la leche contiene una gran cantidad de agua que mantiene un buen estado de hidratación.

Fuente: efesalud.com