Laura Flores, integrante de la comisión de audiología del Colegio de Fonoaudiólogos regional La Plata explicó que “la utilización de pirotecnia puede generar no sólo accidentes por quemaduras y otras lesiones, sino que por los efectos de las explosiones existe el peligro de padecer traumas acústicos al estar en contacto cercano con el alto ruido que disparan los artefactos”.

"El oído está provisto de un mecanismo protector que reduce sonidos intensos para que no se lesionen las células internas, pero este mecanismo actúa 10 milésimas de segundos después del ruido y hasta los 90 decibeles y ello es ineficaz porque una bomba de estruendo alcanza 190 decibeles y un mortero 145, por lo cual estamos por encima de lo que le oído puede atenuar", graficó.

Flores dijo que esas explosiones "se caracterizan por ser impulsivas y cortas, por lo que el oído no alcanza a poder atenuar" su impacto y apuntó que "estamos en presencia de posibles daños que pueden ser graves e irreversibles".

La profesional manifestó que quienes más riesgos auditivos sufren son los bebés, los niños y las personas con autismo “por lo cual, en estas fiestas, ante todo, debemos medidas de prevención para alejar a los más chicos” de la pirotecnia.

La profesional añadió que “según datos del Colegio de Fonoaudiólogos platense, más del 25% de los pacientes que ingresan a centros de salud durante la Navidad y Año Nuevo por accidentes con pirotecnia presentan algún tipo de lesión en el sistema auditivo”.

Sostuvo que "la sugerencia es no usar pirotecnia y reemplazarla por globos pero, de hacerlo, habría que usar tapones o auriculares de trabajo".

Flores subrayó que "hay diferentes tipos de pérdida auditiva por daño en el oído interno porque estas células no se regeneran, ni hay operación que pueda recuperarla" y además apuntó que "puede dar zumbidos transitorios o permanentes, lo cual es muy indeseable".

"Si la explosión es muy cercana puede generar la perforación de la membrana timpánica. Esto es grave, se acompaña de sangrado, dolor, vértigo y pérdida de audición. En lugares cerrados, por el eco, los riesgos se multiplican", continuó y sugirió que, en esos casos “se debe acudir de urgencia a un servicio de otorrinolaringología porque el paso de las horas puede restar posibilidades de recuperación”.

Analizó que si bien "mucha gente aún no toma conciencia de la gravedad, hay que pensar que a largo plazo la disminución auditiva puede interferir la comunicación".