El primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, convocará a elecciones anticipadas, en un intento de sofocar una rebelión en el seno de su partido Syriza. Tomó la decisión luego de acordar el nuevo rescate para el país, informaron la cadena estatal ERT y fuentes de gobierno.

En un mensaje público, Tsipras anunciará su dimisión, luego de presentarla al presidente de la República, Prokopis Pavlópulos, y conversar por teléfono con los líderes políticos, aseguraron fuentes gubernamentales. Las elecciones se celebrarían el domingo 20 de septiembre.

El primer ministro tomó la decisión después de una cumbre con sus asesores, informaron los medios griegos. Una vez que Tsipras presente la dimisión de su Gobierno a Pavlópulos, éste le encargará el mandato de formar un nuevo gobierno en un plazo de tres días.

En caso de queTsipras opte por devolver este mandato inmediatamente al presidente, éste encargará la formación de gobierno al presidente del principal partido de la oposición, el conservador Nueva Democracia y en caso de fracasar, el tercer líder que recibirá el mandato será el del partido Amanecer Dorado.

Si como se espera, este último no pueda formar gobierno, al no obtener el respaldo del Parlamento, se convocará a los líderes políticos para explorar la posibilidad de constituir un gobierno de amplio apoyo.

Si esto tampoco se consigue, entonces se formará un Gobierno transitorio que tienen como único cometido la organización de las elecciones anticipadas en un plazo máximo de 30 días. El primer ministro de este Gobierno debe ser uno de los presidentes de los tres tribunales supremos de Grecia.

Crisis interna

Se esperaba que Tsipras anunciara elecciones anticipadas en algún momento de este otoño boreal, después de unos complicados siete meses en el poder en los que el país estuvo al borde de tener que abandonar la zona euro y se vio forzado a cerrar sus bancos por tres semanas.

Después de llevar adelante una campaña contra las medidas de austeridad, el mes pasado el líder de 41 años aceptó un programa de rescate de 86 mil millones de euros de Europa y el Fondo Monetario Internacional, bajo la condición de aprobar alzas de impuestos y recortes de gastos, en medio del fuerte riesgo de un colapso del sistema bancario griego.

Tsipras no logró el apoyo de su mayoría de gobierno el pasado viernes durante la votación del tercer rescate financiero al país, que salió adelante con los votos de la mayoría de partidos de la oposición, al igual que dos paquetes de reformas anteriores.

En total, el viernes hubo 44 disidentes en las filas de la coalición de gobierno, todos ellos del ala más a la izquierda del partido Syriza del primer ministro. El líder de los disidentes, Panagiotis Lafazanis, cree que Grecia no debería pagar las deudas y aboga por la reintroducción del dracma y la salida del euro.

"Yo sería la última persona en querer elecciones, si tuviera asegurada la mayoría parlamentaria para llegar al final de este mandato de cuatro años", dijo Tsipras en una entrevista la semana pasada. "Pero si no tengo una mayoría parlamentaria, nos veremos obligados a realizar elecciones", completó.

Grecia desembolsó este jueves 3400 millones de euros al Banco Central Europeo (BCE) en concepto del vencimiento de los bonos a 5 años y los intereses, además de la devolución del crédito puente concedido por la Unión Europea en julio.

El pago fue posible gracias a que el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) desembolsó el primer tramo del rescate, 13.000 millones de euros, destinados a cubrir devoluciones de créditos y facturas atrasadas. Otros 10.000 millones han sido transferidos a una cuenta en Luxemburgo para recapitalizar la banca helena.

En total este primer tramo asciende a 26.000 millones de euros, por lo que los 3000 restantes serán desembolsados como muy tarde el 30 de noviembre, una vez que Grecia complete las "acciones prioritarias" que le exigen sus socios.

El gobierno de Alexis Tsipras ha conseguido así alejar los temores de quiebra del país y se asegura así la financiación de los próximos tres años, pero a nivel político le ha costado la estabilidad de su Gobierno, como se confirmó durante esta tarde griega.