"Uno se da cuenta que ha terminado la juventud cuando uno no está en ninguna parte. Los jóvenes están en lugares, y las personas que han dejado de serlo ya empiezan a estar ausentes".

Alejandro Dolina

 

Tienen 16 y 17 años, la militancia es parte de sus vidas tanto como el partido de fútbol del domingo o la salida del sábado a la noche con amigos. Forman parte de ese 2,92% del padrón nacional que gracias a la reforma electoral de 2012 van a poder elegir presidente –entre otros cargos– el 25 de octubre. Y así lo van hacer. Desde Nicolás Del Caño hasta Mauricio Macri, ya saben a quién elegir y por qué. Rosario3.com habló con ellos.

Tomás y Alan van a la misma escuela, ambos vienen de padres socialistas pero hasta ahí las similitudes. Tomás fue presidente de su centro de estudiantes –su mandato terminó este año– y se define como un militante “full time”. Fuera del aula está con Nuevo Encuentro, la agrupación que lidera Martín Sabatella el candidato a vicegobernador bonaerense del Frente para la Victoria. 

Tomás milita en Nuevo Encuentro y quiere que Scioli sea presidente. Foto: Alan Monzón / Rosario3.com

Los fines de semana da clases de apoyo escolar en La Tablada y sus amigos son, en su mayoría, los de la agrupación. Alan en cambio, también milita pero para el Partido Socialista y se las arregla para cada tanto ir al cine con su novia y hacer un asadito con los chicos de la escuela o de inglés a quienes la política no les llama tanto la atención, aunque de a poco, él mismo los va atrayendo.

“Somos un grupo de once hermanos, más que amigos y hay de todo: a algunos les interesa, a otros no tanto; se aburren o tienen prejuicios. Empecé participando yo, los fui sumando de a poco. Pero siempre hablamos y se arman lindos debates”, contó.

Para Alan, Stolbizer representa “el sueño de un mundo sin desigualdad”. Foto: Alan Monzón / Rosario3.com

Tanto él como Tomás creen que la política es “una herramienta de transformación”. Claro que tienen dos ideas distintas de cómo llevar a cabo esa “transformación” o qué es lo que hay que transformar. Alan quiere a Margarita Stolbizer como presidenta, y Tomás, bien orgánico, a Daniel Scioli, aunque reconoció que Florencio Randazzo le cerraba más. Le había caído mal que el gobernador bonaerense se paseara por el programa de Tinelli en su momento. Pero, pasado pisado y ahora, con la bendición de Cristina, para él Scioli es símbolo de continuidad.

Para Alan, por otro lado, Stolbizer representa el cambio, “el sueño de un mundo sin desigualdad”, y el PS a su lado aporta garantía de “honestidad y transparencia”.

También del palo kirchnerista, y por el mismo motivo que Tomás, Camila planea votarlo a Scioli. Fuera de clases milita en el Movimiento Evita y hace danza contemporánea con su papá, que es profe y la tiene de alumna.

Camila milita en el Movimiento Evita. Leer el "Nunca Más", asegura, le cambió la cabeza. Foto: Alan Monzón / Rosario3.com

Para ella la militancia es una forma “de expresión y liberación”. Comenzó de a poco, involucrándose en el centro de estudiantes de su colegio. Llegó al Evita más por conocidos que por convicción hasta que una vuelta escuchó un discurso de Jorge Taiana y comenzó a empaparse de lecturas que le cambiaron la cabeza. Por empezar el Nunca Más. La política de derechos humanos es justamente uno de los puntos que más destaca de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.

Luciana también comenzó a interesarse en política tras conocer lo ocurrido durante la última dictadura militar, uno de los capítulos más negros de nuestra historia.

“Había un acto en la escuela y me acuerdo que mis papás me explicaron y yo lloraba”, compartió. Era entonces, muy chiquita.

Luciana se define como trotskista. Para ella sólo la revolución podrá conducir al verdadero socialismo. Foto: Alan Monzón / Rosario3.com

Sin embargo, su interpretación de los gobiernos de Néstor y Cristina no es tan positiva. Luciana, que como Camila y Alan también participa en el centro de estudiantes de su escuela, milita en la Juventud del Partido Obrero y para ella el kirchnerismo, lejos de ser un gobierno popular –advirtió–, representa todavía un estado burgués que tiene que ser superado.

Se define a sí misma como trotskista y está convencida que es necesaria la revolución para llegar al verdadero socialismo. Aunque no estaba de acuerdo con tener primarias al interior del Frente de Izquierda –lo votó a Jorge Altamira en las Primarias–, su sufragio será para Del Caño.

Del otro lado del arco político, Sara defiende a Macri. Presentado por algunos como “lo peor de los 90”, temido por otros por cierto afán privatizador, Sara lo explica como “lo nuevo”, despeja fantasmas y se remite a lo hecho (o no hecho) en la Capital Federal que hace 8 años que gobierna. 

Sara milita en el PRO y quiere estudiar Relaciones Internacionales el año que viene. Foto: Alan Monzón / Rosario3.com

“Mauricio en Buenos Aires no privatizó, no es lo que queremos hacer. Tampoco privatizar está mal, no es la idea ni mucho menos quitarle el trabajo a la gente”, apuntó está joven que asiste a una escuela privada y quiere estudiar Relaciones Internacionales cuando termine.

La política siempre fue parte de las conversaciones de sobremesa en su casa; desde pequeña, ya que su abuelo fue senador nacional por el radicalismo. Ella, sin embargo, eligió al PRO, porque como dice su líder y ella repite convencida: “La Argentina está para más”.

Acá están, éstos son. Los jóvenes que van a votar el domingo. En una Rosario donde con demasiada frecuencia se cuentan historias escabrosas de jóvenes que matan o mueren por un par de zapatillas o una moto o simplemente porque sí. Tal vez ellos hagan la diferencia. Tal vez no. Al menos, como dice el poeta, tienen tiempo para saber si lo que sueñan concluye en algo.

Acá están, éstos son. Foto: Alan Monzón / Rosario3.com