El 9 de mayo de 2012 el Congreso de la Nación sancionó la Ley de Identidad de Género. La norma establece que “toda persona tiene derecho al reconocimiento de su identidad de género, al libre desarrollo de su persona conforme a su identidad de género y a ser tratada de acuerdo con su identidad de género y, en particular, a ser identificada de ese modo en los instrumentos que acreditan su identidad”. Desde entonces, más de 6 mil personas tramitaron su nueva documentación en Argentina.

“La valoración de lo conseguido en estos tres primeros años de vigencia de la ley es positiva, porque la norma se está aplicando sin impedimentos en todo el país y en líneas generales se cumple satisfactoriamente”, dijo a Rosario3.com, el presidente de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT), Esteban Paulón, quien precisó que en el país existen más de 6 mil personas trans. De ese total, 85% son mujeres (es decir, personas que nacieron con género masculino y que luego construyeron el género femenino) y el 15% varones.

Pero tanto en éste como en otros temas, si bien la sanción de la ley es un logro importante, no alcanza por sí misma para garantizar la plena vigencia de todos sus alcances.

En ese sentido, Paulón destacó que “hay algunos aspectos de la ley –como la atención integral de la salud– que viene implementándose con mucha demora, debido a la falta de reglamentación por parte del Ministerio de Salud de la Nación.

“Salvo provincia de Buenos Aires, ciudad de Buenos Aires y provincia de Santa Fe, en el resto del país no hay prácticamente atención de la salud de mujeres y hombres trans en ninguno de los tramos que la ley garantiza como un derecho. Y hay que aclarar que en estos tres distritos, el cumplimiento lo garantiza el sistema público de salud, que asume los costos de capacitación del personal médico y de prestación, entre otros. Sobre esto tenemos que seguir trabajando”, señaló el dirigente.

Materia pendiente: servicios de salud

La ley establece que en el Plan Médico Obligatorio (PMO) se incluyen todas las prestaciones de la construcción de identidad de género; no sólo las operaciones, sino también los tratamientos hormonales.

Según la FALGBT, “las hormonas que se utilizan para estos tratamientos son las mismas que se emplean para la generalidad de los pacientes, indistintamente de su género, y no tienen un costo significativo. Por esta razón, hay una cobertura casi universal en Rosario. En cambio, en el caso de las cirugías –cuyo costo es mayor– cuando se reclama la prestación, las empresas de medicina prepaga y las obras sociales suelen argumentar que al no estar reglamentado este artículo en la ley, no están obligados a brindar cobertura. Esto no es cierto porque cualquier ley promulgada debe ser cumplida”, aseveró Paulón.

Rosario fue la primera ciudad del país que asumió la realización de estos tratamientos. Desde 2007, en el Centro de Salud Martin –conjuntamente con el Área de Diversidad Sexual de la secretaría de Promoción Social de la Municipalidad– se atendieron más de 300 mujeres y varones trans, en los tramos de tratamiento hormonal, algunos de los cuales recurrieron luego a cirugía, instancia que no es compulsiva, ni obligatoria.

En relación con la demanda de prestaciones médicas vinculadas a la identidad de género, “las mujeres trans son quienes requieren las operaciones más complicadas. De ese universo de mujeres, sólo el 10% se estima que requerirán la adecuación completa de sus cuerpos para el género femenino. El resto accederá a cierto tipo de operaciones que ya se practican en el sistema público, como implantes mamarios y cirugías estéticas”, precisa Paulón.

En cuanto al costo de esta, el monto era mucho más elevado cuando estaban circunscriptas al sistema privado de salud. “Antes de la entrada en vigencia de esta ley, las personas que accedían a una orden judicial y podían operararse, caían en la atención privada de la salud, donde les cobraban 10 mil o 20 mil dólares por una operación. Hoy –remarca el dirigente– esa misma cirugía en el sistema público, cuesta mucho menos. En realidad, el costo más alto es el del postoperatorio, por la cama que se ocupa en el sistema, o el de la prótesis empleada para el implante, pero esos valores también fueron bajando, cuando la compra empezó a realizarse desde el sistema público y en cantidad”.

Seis mil nuevos nacimientos. Seis mil nuevos inicios

La Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans destaca la importancia de la ley para la vida de las personas de ese colectivo. “Muchos que lucharon por esto no llegaron a ver la ley aprobada, y eso es lamentable –dicen–; pero sentir que lo que uno es y siente se concreta, se hace realidad y se convierte en derecho adquirido, hace que vivamos mucho más tranquilos”.

“Saber que uno no tiene que tener miedo de ir preso, por salir a la calle y expresar un género diferente al del documento, es un piso importante. Sabemos que la ley sola no alcanza, que es una buena herramienta, pero que nos falta un debate social más profundo para que se produzca el cambio en nosotros. La ley tiene que transformarse en el nacimiento a una vida de mayor inclusión y mayor dignidad”, concluyó Paulón.