Un proyecto de extensión de la Facultad de Ciencias Veterinarias fomenta la inclusión social de las personas con discapacidad, al tiempo que propicia la interacción entre universidad e instituciones de la sociedad civil. El proyecto, llamado “Terapias y actividades asistidas con animales (TAACA) Equina como complemento en interacción educativa y desarrollo biopsicosocial de personas con discapacidad”, es dirigido por el médico veterinario Juan Antonio Zapata, profesor universitario y docente de la asignatura “Discapacidad y Derechos Humanos”, de la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la Universidad.

La propuesta amplía la inclusión social de las personas con discapacidad a través del vínculo humano-animal y con ella se promueve el mejoramiento de su calidad de vida a través de abordajes alternativos. Además, integra a los animales domésticos en el desarrollo de prácticas educativas y sanitarias que apunten a la inclusión.

Este proyecto se enmarca en la cátedra de “Terapias y Actividades Asistidas con Animales” (TAACA) que dicta la Facultad. “Las TAACA se definen como el abordaje interdisciplinario y transversal de profesionales de la salud y la educación, a partir del uso del vínculo humano animal para el desarrollo biopsicosocial de personas incluidas en poblaciones vulnerables o en riesgo social, teniendo en cuenta el bienestar y comportamiento animal”, explicó Zapata a Argentina Investiga.

Para el investigador, el alcance y la importancia de estas terapias “benefician a personas de poblaciones vulnerables o en riesgo social, entre las que se encuentran personas con discapacidad, adultos mayores, personas privadas de libertad, adictas y niños huérfanos judicializados”. Sin embargo, aclaró que “cualquier persona que desee puede acceder a estas actividades”.

“Este abordaje puede realizarse con animales domésticos, principalmente los de especie equina, canina y felina para terapia y actividades asistidas; de granja, como aves de corral, conejos, cabras, ovejas, bovinos de leche, entre otros, para actividades asistidas y, eventualmente, para terapia asistida; y silvestres, que se utilizan en forma exclusiva para actividades asistidas, educativas y de concientización sobre la relevancia de la preservación de estas especies”, amplió. 

Para profundizar el tema, Zapata explicó que existe una diferencia entre ‘terapia asistida’ y ‘actividades asistidas con animales’. Dicha diferencia está dada por su objetivo de modalidad terapéutica o como alternativa educacional, deportiva o socio-recreativa. “La primera consiste en la participación de animales en intervenciones terapéuticas, con el fin de propiciar o promover la salud, la educación y el bienestar de las personas. Es una intervención cuyo objetivo es la utilización del vínculo humano-animal como parte integral de un proceso de tratamiento para facilitarlo y complementarlo”. 

Sobre las actividades asistidas con animales, el investigador consideró que “son aquellas actividades que están dirigidas a la mejora de la calidad de vida del destinatario mediante el uso del vínculo humano-animal. Tienen objetivos motivacionales o recreacionales, pero no se requiere que sean dirigidas por un profesional tratante, ni el registro y la evaluación de su desarrollo”.

Para Zapata, hay una distinción a considerar en el trabajo de las TAACA. “No hay que confundir ‘terapia’ con ‘actividad’. Para realizar terapias son necesarios objetivos terapéuticos y que éste o estos objetivos estén a cargo de profesionales de la salud. Lo que advertimos es que muchos centros que existen en el país están a cargo de idóneos no profesionales y que sólo realizan actividades con caballos”, aseguró. 

En el mismo sentido, dijo: “En Argentina, desde el año 1978 se realiza equinoterapia. Desde ese entonces surgieron infinidad de centros donde se desarrolla equinoterapia. En nuestra Cátedra y en la Fundación Todos los Chicos, institución de la ciudad deCasilda que presido desde 2003 y que posee un Centro Educativo Terapéutico con Inclusión Educativa de categoría A, no hablamos de ‘equinoterapia’ sino que hacemos esta diferencia entre ‘terapia’ y ‘actividad’”. 

Y aclaró que “muchos centros ofrecen cursos de capacitación y luego brindan un título como, por ejemplo, de Equinoterapeuta o Técnico en Equinoterapia, que no tienen los avales oficiales o ministeriales”.

Respecto del trabajo de las universidades en la temática, Zapata reflexionó: “Las universidades tienen la obligación de desarrollar enseñanza respecto de las terapias y actividades asistidas con animales, como así también desarrollar proyectos de investigación, extensión, y generar cursos de capacitación a todos los interesados en el desarrollo de esta temática”. En Argentina, además de la UNR, desarrollan esta Cátedra la Universidad Nacional de Buenos Aires y la del Litoral.

Asimismo, remarcó la necesidad de que el Estado se involucre a partir de una ley nacional que regule, fiscalice, habilite y promocione a las terapias y actividades asistidas con animales. “Somos autores, conjuntamente con profesionales especialistas en la temática de Argentina, de un proyecto de ley cuyo objetivo principal es regular las terapias y actividades asistidas con animales. Éste fue presentado en la Honorable Cámara de Diputados de la Nación”.

“Creo que somos todos responsables, en mayor o menor medida, en no dar un debate profundo al respecto, quedándonos casi exclusivamente con lo ‘bien que le hacemos a las personas que necesitan de esto’, sin tener la rigurosidad que corresponde. Debemos tener en cuenta que si hablamos de un centro de equinoterapia, nos referimos a un ámbito de derivación de salud y, por ende, son necesarias las habilitaciones correspondientes”, concluyó Zapata.