El Ministerio de Salud de la Nación presentó, en la sede del Instituto Nacional de Parasitología "Dr. Mario Fatala Chaben", las obras de remodelación del laboratorio y el moderno equipamiento instalado para acceder a técnicas moleculares que permitirán optimizar el diagnóstico del Chagas congénito. El proyecto además mejorará el monitoreo del tratamiento de las causas de la enfermedad en comunidades residentes de la Región del Gran Chaco.

La iniciativa fue impulsada por el instituto nacional y los ministerios de Salud de las provincias de Santiago del Estero y de Chaco, dos de las áreas de más endémicas del país, siendo Japón el país que efectuó el aporte para llevarla adelante, a través de la Fundación Mundo Sano en Argentina.

El proyecto contempla la instalación de equipamientos, insumos y la formación de recurso humano para la implementación de técnicas moleculares de laboratorio como la Reacción de la Cadena de la Polimerasa (PCR), que reduce el tiempo para el diagnóstico y permite una evaluación precoz del efecto del tratamiento. El Fatala Chaben será el laboratorio de referencia y trabajará en red con dos laboratorios provinciales, uno en Chaco y otro en Santiago del Estero.

En Argentina, el diagnóstico de Chagas congénito y el tratamiento de la infección continúan siendo dos grandes desafíos de la salud pública.

En función del número mujeres embarazadas con diagnóstico positivo que son atendidas regularmente, se estima que unos 4.000 hijos de madres infectadas tendrán la oportunidad de hacerse estudios que permitan un diagnóstico oportuno y el tratamiento de aquellos detectados con infección.

Estas técnicas permitirán al mismo tiempo evaluar precozmente la eficacia del tratamiento de los niños, sus madres y familiares diagnosticados con infección que pueden alcanzar a 1.200 personas más de las comunidades beneficiadas. De esta forma ascendería a 6.100 los beneficiarios potenciales del proyecto.

La enfermedad de Chagas es causada por el parásito Trypanosoma cruzi que puede vivir en la sangre, en los tejidos de personas y animales y en el tubo digestivo de las vinchucas o chinches. En 9 de las 19 provincias con presencia del vector, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) certificó la interrupción de la transmisión vectorial.