Se acerca el momento tan esperado, por el que tanto luchó Juan Pablo Chacra, el rosarino que lleva un año y medio sin ver a su hija Luciana, de 7 años. La niña fue apropiada por su madre, la colombiana Catalina Navarro, quien tras unas vacaciones de ambas en Cali, de donde es oriunda, nunca regresó a Rosario, donde residían los tres en la Argentina. “Estoy feliz, feliz, feliz”, dijo Juan Pablo en diálogo con Rosario3.com, mientras espera que se cumplan los trámites de rigor previos al anhelado reencuentro con su hija.

“Estamos reunidos con funcionarios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar para ultimar los procedimientos administrativos de la restitución. También están presentes el director regional y la defensora de familias, quienes luego de hacer la evaluación correspondiente, nos avisaron alrededor de las 17 de este lunes, que nos iban a entregar a Luciana”, dijo, emocionado y expectante, Juan Pablo, a este medio.

Según lo estipulado, la restitución se concretaría alrededor de las 10 de la mañana de este martes (12 del mediodía argentino) y desde allí Juan Pablo y Luciana se dirigirían rumbo al aeropuerto –escoltados por personal de seguridad y custodia– a fin de embarcar con destino a Ezeiza.

“Estoy feliz, feliz, feliz. No veo la hora de verla. Estoy acá contando las horas e imagino un montón de cosas. Veo a Luciana entrando al colegio, comprándole el uniforme; llevándola de los amiguitos vecinos, llevándola al shopping para comprarle toda la ropa nueva porque está más grandecita. Todo eso me hace feliz”, remarca Juan Pablo.

Al mismo tiempo, este padre luchador –que no descansará hasta el momento del reencuentro con su pequeña– señala los interminables procedimientos burocráticos de la administración colombiana para cerrar el trámite, a pesar de que tanto la Justicia de ese país como la de Argentina fallaron a favor de su requerimiento de restitución.

“No comunican nada, lo hacen todo lento –dice– y ahora salieron con que mañana a la mañana van a hacer que Luciana se despida de la madre otra vez. Me parece bien, pero ya está. La relación con la mamá la va a seguir manteniendo. Mi perfil es totalmente diferente al de Catalina y voy a garantizar que sigan en contacto. Quiero que volvamos a Argentina de una vez”, remarca Juan Pablo, mientras es acompañado en su vigilia, por las cámaras de Caracol de Televisión, las mismas que a comienzos de septiembre habían entrevistado a Catalina Navarro y a su hija Luciana, en la vivienda donde, supuestamente, se hallaban ocultas.

La historia familiar

El caso que involucra a Catalina Navarro (colombiana) y a Juan Pablo Chacra (rosarino), padres de Luciana, se dirime a la luz de las leyes argentinas, ya que la pequeña nació en Rosario y vivió en esta ciudad hasta diciembre de 2012, cuando el grupo familiar se trasladó a Cali, Colombia, para pasar las fiestas de fin de año en compañía de los abuelos maternos.

“Como hacíamos todos los años, mi ex mujer viajó a comienzos de diciembre con la nena, con mi autorización expresa, como corresponde, y yo lo hice el 20 de diciembre para pasar las fiestas todos juntos. Yo regresé porque tenía que trabajar y ellas se quedaron a pasar las vacaciones de verano allí. Hasta ahí, nada salía de lo normal”, contó en diálogo con Rosario3.com Juan Pablo Chacra, papá de Luciana.

En marzo de 2013, la nena tenía que empezar pre-escolar, pero, para sorpresa de Juan Pablo, Catalina empezó a decir que prefería quedarse unos meses más en Colombia. Según explica Juan Pablo, uno de los argumentos que esgrimía Catalina para quedarse en su ciudad natal era que allí había encontrado un tratamiento alternativo para su enfermedad y que el clima de Rosario no favorecía su recuperación. Además, decía que extrañaba mucho a su familia”, señaló.

Siempre de acuerdo al testimonio del padre, entre ambos progenitores no había conflicto o desavenencias previos, pero sí empezaron a discutir cuando la madre de la niña comenzó a negarse a regresar a la Argentina.

A partir de entonces, Juan Pablo planteó una demanda penal contra su ex mujer por “ejercicio arbitrario de custodia”, al impedirle el contacto con su hija. Tanto la Justicia de Argentina como la de Colombia fallaron en favor del planteo paterno, y ante esta situación, Catalina –que hasta entonces vivía con Luciana en la casa de sus padres, en Cali– se ocultó junto a la nena y se perdió su rastro.

“Al no poder verlas ni encontrarlas, efectué una segunda demanda penal por fraude a la resolución judicial, en virtud de que al desaparecer junto a nuestra hija, Catalina logró evitar el cumplimiento de la sentencia judicial”, explica Juan Pablo.

En la actualidad, y después de un año y medio sin ver a su hija (la última audiencia fue en marzo de 2014) Juan Pablo admite que se siente “mal, terrible, fatal”, porque si bien sabe que la nena está con su madre, quiere verla y sabe que tiene derecho a hacerlo.

“Cada tanto, me llaman desde números no identificados y puedo escuchar la voz de mi hija en mi celular. Luciana me dice que me quiere y escucho a su madre dictarle desde atrás. Me desespera saber que, a pesar de tener siete años ya, no está inscripta en ninguna escuela ni tiene obra social que garantice la atención de su salud. Por eso, voy a hacer una nueva presentación, para reclamar que se intensifique la búsqueda pasiva que hoy lleva adelante Interpol, a través del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y la Policía de infancia y adolescencia de Colombia”, dijo.

“Mi intención es que se realice un rastrillaje activo que me permita encontrar a mi hija y conseguir que se cumpla la sentencia judicial que reconoce mi derecho a verla, aunque los problemas con la madre no puedan solucionarse”, afirmó Juan Pablo, quien publicó un video para llegar hasta su hija, a pesar de la distancia.