Desde que comenzó la búsqueda de los prófugos en Santa Fe la tensión entre fuerzas federales y provinciales se hizo evidente. Este lunes, tras la detención, quedó claramente expresada: sólo efectivos de la santafesina se pudieron acercar a la Jefatura de Helvecia donde fueron llevados Christian Lanatta y Víctos Schillaci y se impedía el paso de gendarmes y policías federales. La decisión era no abrir esa posibilidad hasta que llegaran las autoridades nacionales. Cuando la ministra Patricia Bullrich se hizo presente en Helvecia, pudo acceder Gendarmería, la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), y la Policía Federal, a cargo del traslado a la ciudad de Buenos Aires..

La desconfianza comenzó el jueves de la semana pasada cuando Gendarmería notificó recién a la policía de Santa Fe recién dos horas y media después del primer tiroteo que tuvieron con los prófugos en la zona de San Carlos. Eso, entendían en el Ministerio de Seguridad, demoró el operativo cerrojo y le dio tiempo a los evadidos del penal de General Alvear.

La disputa se hizo más fuerte después del sábado, con la noticia falsa de la detención de Christian Lanatta y Víctor Schillaci. Eso opacó lo que la Santafesina entendía era su logro –la detención de Martín Lanatta– y a la vez dio otra vez tiempo a los prófugos.

Este lunes, cuando las Tropas de Operaciones Especiales (TOE) de la Policía de Santa Fe los detuvieron, la decisión estaba tomada: no se iba a permitir que los federales intervinieran hasta que llegaran los funcionarios nacionales.