La falta de tampones en Rosario –y en otras ciudades de Argentina– hizo que el interés se pose sobre métodos alternativos para los días en que las mujeres menstrúan.

Fue entonces que la copa menstrual reapareció como una opción ecológica e higiénica.Y si bien su uso está extendido en otros países, y no son pocas las argentinas que la adoptaron en los últimos años, otras tantas empezaron a preguntarse “de qué se trata”.

“Es un dispositivo hecho de silicona hipoalergénica no tóxica de origen alemán que se utiliza plegándola e introduciéndola en la cavidad vaginal”, explicó Mariana Lumia, en diálogo con Radiópolis (Radio 2).

Lumia, que comercializa la copa menstrual en la ciudad, dijo que el dispositivo recibe su nombre por la forma que tiene y que trabaja de manera distinta: “Lo que hace es recoger en vez de absorber el fluido vaginal”.

Entre las ventajas que ofrece el producto –que se fabrica desde hace un año en el país–, Lumia señaló “el tiempo de uso” y “la higiene”.

Como la copa menstrual tiene un tiempo máximo de uso de hasta doce horas, ofrece una cobertura mayor de la que brindan tampones y toallitas femeninas.

“Al quedar abierta y apretada en los músculos vaginales se produce vacío (no hay pérdidas) y, al no haber oxígeno, se reduce la presencia de microorganismos”, añadió Lumia.

En tal sentido, colabora en la no aparición de infecciones y alergias. Lo mismo ocurre con los olores.

Además, Lumia avanzó sobre el costado ecológico de la copa menstrual al destacar que es un producto reutilizable cuya vida útil se puede extender de cinco a diez años.

Para cada nuevo uso, hay que esterilizarla “hirviéndola de tres a cinco minutos, sumergida en agua”. Esta práctica se debe cumplir al final de cada período y antes de volver a usarla.

“Es muy cómoda, al ser una materia natural y sensible. No se ve, no se siente, es atóxica y cumple con todos los requisitos para su fabricación. Y sirve para hacer todo tipos de deportes, bailar, meterse en la pileta, el mar, hacer yoga y se puede dormir.”, continuó quien se presenta como “iniciadora” más que como “revendedora”.

Según apuntó, la copa menstrual tiene una comercialización distinta a la de otros productos ligados a la higiene y la salud, y no se consigue en farmacias.

“Las iniciadoras establecen un canal de comunicación con las compradoras para un seguimiento”, contó Lumia a la hora de abundar sobre la dinámica con la opera la web Maggacup, en la que se pueden adquirir “las copitas” por 450 pesos.

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Mariana Lumia (Radio 2)